Hemos llegado a considerarlo algo consubstancial con la España eterna, por decirlo de algún modo, y es verdad que a la que nos gobierna la derecha más rancia, la que no se ha sacado de encima entre otros muchos tics los mismos criterios que tenía aquel rey para decretar una bestialidad como aquella, como por poner un ejemplo la que ahora mismo está en el poder, en seguida empiezan a florecer los intentos más groseros de volver a cortar el bacalao de modo suficiente como para poder volver a adoctrinarnos a su manera.
No es que no sea fundado el argumento que, en cualquier lugar del mundo, como que la cultura ha pasado milenios en manos de las distintas religiones existentes o extinguidas, y encima en régimen de monopolio, se hace difícil explicar con la claridad necesaria a los alumnos y alumnas de nuestras escuelas una buena parte de las cuestiones culturales relacionadas con bastantes manifestaciones artísticas, como arquitectura, escultura, literatura y pintura, sin que, poca o mucha, haga falta una cierta cultura religiosa para poderla apreciar en todo su esplendor. S¢lo por poner un par de ejemplos, nadie puede apreciar del todo el tapiz de la Creaci¢n y los capiteles historiados del claustro de la catedral de Girona, rom nicos ambos, si no tiene una cultura b¡blica de cierta consideraci¢n, y lo mismo sucede con muchas otras cosas.
Pero ocurre que, apenas la sociedad laica acaba de aceptar algo tan obvio como lo que acabo de exponer, que ya est n «ellos» haciendo sutiles mangas y capirotes queriendo aprovechar la oportunidad para intentar adoctrinarnos con esta excusa, cuando es cierto que se puede explicar mitolog¡a griega, romana, etrusca, celta o romana, s¢lo por poner algunos ejemplos de nuestro mbito m s cercano sin que se deslice de forma subrepticia en la explicaci¢n aspecto doctrinal alguno, a diferencia de lo que hacen algunos docentes, que pretendiendo estar impartiendo clases desde un punto de vista laico s¡ lo hacen, introduciendo en sus explicaciones frases de apariencia tan impecable como «hay que ser respetuoso con las creencias de todo el mundo», con tal selectividad que a veces cuesta darse cuenta que s¢lo lo predican cuando se trata de su religi¢n. +Alguien se ha fijado en que este tipo de comentario nadie lo har¡a refiri’ndose a los antiguos dioses del Olimpo, correspondientes a conceptos religiosos imprescindibles para estudiar historia del arte ?
El conflicto montado en Nazaret entre cristianos i musulmanes, y la injerencia vaticana protestando contra una decisi¢n civil del estado de Israel, la de autorizar la construcci¢n de una mezquita isl mica al lado mismo de una bas¡lica cristiana, basada en el principio que a cualquier autoridad de un estado no confesional, como debe serlo cualquiera que se pretenda democr tico, les es obligatorio autorizar todo aquello que es l¡cito, como lo son los edificios destinados al culto de cualquier religi¢n, es impactante. Sobre todo porque se trata de dos religiones, tan verdaderas la una como la otra (como lo son por otra parte todas las que hay), que sienten por aquel lugar el mismo tipo de veneraci¢n, porque la «tradici¢n piadosa» (f¢rmula que usan los religiosos para referirse a sus mitos) que en aquel lugar se conmemora, es comon a las dos, es decir que de ecumenismo y de respeto por todas las creencias religiosas nada de nada y s¡, en cambio, mucho de exclusividad y monopolio.
En el mismo rengl¢n de no tener claro lo que es un estado laico, es preciso destacar la presencia de un vicepresidente del gobierno espa_ol a las ceremonias de canonizaci¢n de siete hermanos de la Doctrina Cristiana y un pasionista que fueron asesinados en Asturias cuando la bestialidad de 1934, de los que El Pa¡s/EFE, que firmaba la noticia, detallaba las actuales comunidades aut¢nomas de donde eran originarios casi todos, es decir «Castilla y Le¢n» y «Cantabria», y tambi’n la de otro hermano de la Doctrina Cristiana natural de Lleida asesinado en Tarragona el a_o 1937, en tiempos de la no menos bestial guerra civil derivada del alzamiento militar fascista de 1936.
Pero lo que me dej¢ aun m s at¢nito que la presencia oficial de representantes del estado en una ceremonia interna de una religi¢n, fue la apostilla publicada al lado del nombre del lugar donde hab¡a sido asesinado este oltimo. Dec¡a : Tarragona (nordeste)[sic].

