Las inversiones extranjeras que llegaron a Perú, atraídas por el aperturista programa económico emprendido en 1990 por el gobierno del presidente Alberto Fujimori generan empleo, pero en otros países, aseguró un reconocido experto laboralista.
Jorge Bernedo, de la organización no gubernamental Población y Desarrollo, aseveró que «ni la apertura al mercado internacional ni el ingreso de nuevos capitales, han podido resolver el objetivo social más importante de cualquier gobierno en nuestro país: reducir el desempleo».
Por el contrario, en el sector industrial, que debía crecer rápidamente mediante la captación de inversiones, «hay una aguda recesión porque la apertura provocó que la importación sea mayor que la exportación, desequilibrio que no es solamente comercial sino también social, pues aumenta el desempleo», añadió.
«En consecuencia, estamos favoreciendo la generación de empleos en los países de donde proceden las inversiones», concluyó Bernedo.
Fujimori, que encontr¢ en 1990 un pa¡s con una hiperinflaci¢n de 7.500 por ciento, aplic¢ un dr stico programa de ajuste que logr¢ revertir la inflaci¢n y reestructur¢ el aparato productivo, caracterizado antes por una fuerte participaci¢n estatal, deficitaria, y una tendencia proteccionista.
La reforma contempl¢ la privatizaci¢n del extenso sector publico de la econom¡a, la eliminaci¢n de subsidios y la baja de aranceles, imponiendo un modelo neoliberal y aperturista destinado a atraer inversiones.
Pero segon se_alan analistas independientes y lo admiten incluso portavoces oficiales, como el primer ministro Victor Joy Way, el modelo ha fracasado porque no consigui¢ el objetivo econ¢mico de crecimiento ni el resultado social esperado, de mayor empleo.
«La estrategia de Fujimori en esta d’cada a punto de concluir, consisti¢ en considerar que el crecimiento econ¢mico, liderado por la inversi¢n privada, era el mecanismo principal para generar empleo e ingresos y eliminar la pobreza», dijo Pedro Francke.
«Para promover la inversi¢n privada ofreci¢ condiciones atractivas en t’rminos tributarios, libre movilidad de capitales y elimin¢ las leyes que proteg¡an la estabilidad laboral y el salario m¡nimo. Pero esas medidas (…) han fracasado porque no originaron el esperado crecimiento econ¢mico», a_adi¢.
Despu’s de superar la hiperinflaci¢n y resolver los problemas pendientes con acreedores externos, Fujimori esper¢ una fuerte afluencia de inversiones, que no tuvo la magnitud esperada.
Las reformas econ¢micas provocaron entre 1993 y 1995 un crecimiento acelerado, con porcentajes anuales que variaban entre cinco y siete por ciento, entr¢ entre 1996 y 1997 en un ritmo descendente y desemboc¢ en 1998 en una fuerte crisis.
El desempleo absoluto en Pero es de 8,4 por ciento, pero los subempleados, es decir los trabajadores que ganan menos del m¡nimo de subsistencia y carecen de seguridad social, ascienden a 39 por ciento, segon cifras del Instituto Nacional de Estad¡stica e Inform tica.
El desempleo entre las mujeres es de ocho por ciento, en tanto que en el segmento de los j¢venes de 14 a 24 a_os, es de 13,9 por ciento. Gran parte de las nuevas inversiones mencionadas en los discursos oficiales, se dirigieron a la compra de empresas del Estado, mediante una privatizaci¢n estimulada tributariamente, pero como se trataba de empresas existentes no generaron empleo. «Por el contrario, lo hicieron disminuir, pues los nuevos propietarios fueron autorizados a efectuar despidos masivos», coment¢ el dirigente sindical Oscar Fuentes.
La privatizaci¢n de empresas poblicas signific¢ una reducci¢n de 109.000 trabajadores, que fueron declarados excedentes antes de la venta de las empresas o por los nuevos propietarios, segon cifras oficiales.
Estos trabajadores cesantes, se lanzaron al mercado laboral en momentos en que el gobierno pon¡a en pr ctica la «desregulaci¢n laboral», es decir la supresi¢n de las leyes que proteg¡an el salario y la estabilidad en el empleo, lo que provoc¢ un impacto negativo en los salarios de los trabajadores del sector privado.
La desregulaci¢n laboral propici¢ la sustituci¢n de los empleos fijos por precarios, generalmente informales.
El ex ministro de Trabajo Jorge Gonz lez Izquierdo, se_al¢ que «la experiencia de este gobierno demuestra que reducir salarios y derechos laborales no es la v¡a para aumentar el empleo».
En cuanto al efecto de la pol¡tica de atraer inversiones mediante la desregulaci¢n laboral, el ex ministro de Econom¡a Javier Silva Ruete dio la voz de alarma a fines de 1998, al se_alar que la econom¡a peruana estar¡a ingresando a un ciclo pernicioso.
«La actual situaci¢n se caracteriza por una ca¡da de la demanda interna, menor producci¢n y el consiguiente despido masivo de trabajadores, lo que a su vez contrae la demanda y reinicia el proceso en una espiral descendente», se_al¢.
Silva Ruete sostuvo que de la actual crisis recesiva s¢lo se puede salir flexibilizando el programa, mediante inversiones poblicas y reducciones tributarias destinadas a incrementar el empleo y repotenciar la capacidad adquisitiva de la poblaci¢n.
Abrahan Lama