Las Fuerzas Armadas británicas no ganan para disgustos. Hace unas semanas pusieron el grito en el cielo contra el nombramiento de Peter Mandelson como posible ministro de defensa. El prejuicio de las omnipresentes y omnipotentes Fuerzas Armadas no era contra nada especial, simplemente, Mandelson es homosexual.
Ahora, para rizar el rizo, han tenido que soportar con estupor la noticia de que el secretario de defensa de John Major – Michael Portillo-, a cuyas órdenes debieron estar desde 1990 hasta 1997, también mantuvo relaciones homosexuales en su juventud.
La noticia fue difundida por The Times y el ex secretario no pudo negarlo, por lo que se limitó a confesar sus ôatípicasö relaciones y a pedir a su partido tolerancia para con su desliz. Portillo está en estos momento casado con una mujer, pero al parecer, el escándalo no termina ahí. Importantes políticos del país se encontrarían en iguales circunstancias.
Desde que Ron Davies ,- secretario de Gales -, viera arruinada su carrera pol¡tica tras verse involucrado en un oscuro caso de homosexualidad, m s de un pol¡tico ingl’s se ha decidido a confesar su preferencias sexuales, y as¡, a finales de a_o pasado, el ministro laborista de agricultura, – Nick Brown -, decidi¢ declararse abiertamente homosexual.
En cualquier caso, lo que podr¡a ser el parlamento m s tolerante del mundo, debido a su alto ¡ndice de homosexuales en el poder, se convierte en el hazme re¡r del planeta, solo por el hecho de intentar esconderlo y escandalizarse por algo tan normal.
LAS FUERZAS ARMADAS BRIT-NICAS NO SALEN DE SU ASOMBRO
228
anterior
