ôPero es necesario no olvidar que todos los regidores municipales son representantes de todos los ciudadanos. +sta es una de las virtudes del sufragio universal y secreto. Yo me sentiré a partir de mi proclamación como miembro del consejo municipal de x, representante de todos los ciudadanos, hayan votado a quien hayan votado o no hayan ejercido su derecho a votar. Igual que los otros diez regidores.ö No sé si es necesario que lo diga, pero creo que ya era hora que alguien que no fuera el ganador expresara dijera seriamente unas palabras como éstas. La cosa aun resulta más sangrante si comparamos este criterio con el de los más insignes peperos, que los últimos días no cejan en su empeño de manifestar exactamente lo contrario, especialmente después de los pactos post-electorales para gobiernos municipales y de otras instituciones que ellos consideraban suyas. Tanto el petimetre líder del bigote como su actual secretario general han calificado la estrategia de pactos de sus adversarios socialistas de «aberrante», «de nula sensibilidad democr tica» y otras lindezas parecidas, y varios comentaristas y pol¡ticos les han acusado de hacer ellos lo mismo cada vez que les ha parecido conveniente; «mira que to», vamos.
Yo pienso que no es ‘sta la cuesti¢n. Pienso que es verdad que no son s¢lo la gente del PP, sino tambi’n muchos de los que habiendo sido la fuerza m s votada no obtienen el poder, los que no acaban de tener claro eso de la democracia, y que m s bien parecen creer en otra cosa, algo en donde los votos de sus electores tengan una consideraci¢n distinta (superior) a la de los que los han otorgado a las otras opciones. No parecen darse cuenta del hecho de que es la suma de votos individuales lo que confiere la legitimidad del poder, y no la cantidad m s o menos cuantiosa de votantes que lo hayan hecho por una opci¢n determinada, en concreto la suya. Pienso que hay suficiente movida y demasiadas teor¡as sobre eso de «la fuerza m s votada» como para que valga la pena detenerse en ello para una m¡nima reflexi¢n.
Ser¡a necesario no olvidar que incluso existen situaciones en que la fuerza que ha conseguido la mayor¡a absoluta de los regidores o diputados, ha obtenido menos de la mitad de los votos v lidos emitidos, lo que es tanto como decir que la mayor¡a de los que han ido a votar han dado su apoyo a otras opciones pol¡ticas. No se trata ahora de discutir la regla de Hondt, que favorece a las fuerzas m s votadas, porque de alguna forma hay que resolver el hecho que, como el sistema es de representaci¢n indirecta, los cargos electos son atribuidos a personas f¡sicas, e indivisibles: no hay forma, por ejemplo, de obtener 4’27 regidores. S¡ se trata, por el contrario, de describir la situaci¢n real para ver de establecer qu’ hay de cierto en los discursos que pretenden que algunos de los pactos que han privado del poder a la fuerza m s votada son legales, pero no leg¡timos.
Si, como se_alaba m s arriba, es posible tener mayor¡a absoluta de regidores sin haber tenido mayor¡a absoluta de votos, lo que es seguro es que si s¢lo se ha obtenido la mayor¡a relativa de los cargos es porque ha habido mucha m s gente que ha votado por otras fuerzas pol¡ticas que por la propia ; opciones que, tambi’n puedo aseverar esto, se presentaron ante los electores aspirando a gobernar y fue por tanto para ello que los votaron sus electores. S¢lo desde una ¢ptica de partido se puede discutir a la mayor¡a de regidores, que representan en conjunto a la mayor¡a de los votantes, el derecho a formar gobierno dejando fuera del mismo a una minor¡a de regidores, que representan a una sensible minor¡a de votantes. S¢lo un partido «razona» que as¡ van a gobernar los [partidos] que han perdido las elecciones (que es lo que hay detr s de las dudas sobre legitimidad y las afirmaciones negativas sobre sensibilidad y credibilidad democr ticas). Pienso que la libertad individual de elecci¢n de los ciudadanos, expresada con su voto libre y secreto, es la fuente de legitimidad de sus representantes electos, la misma para todos y cada uno de ellos, y que, por este motivo, es leg¡timo cualquier gobierno decidido por mayor¡a, nos guste o no.
Jordi Portell
