Me permito iniciar este artículo con párrafos de otro ya publicado sobre Chile.
Nuestro Modelo Económico es obviamente exitoso para la Derecha Económica, los grandes clanes, las transnacionales, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. A cada uno de ellos conviene, es perfecto para sus pretensiones no declaradas y les está brindando los resultados que esperaban.
Para el resto de la población es un fracaso estruendoso, un descalabro, una agonía creciente, un desastre agravándose. Un asesinato colectivo del futuro. Esto es así independiente del hecho que muchos perjudicados no asocian sus dificultades con las bases del Modelo y culpan al gobierno actual por una supuesta mala administración o al empresariado por una supuesta falta de audacia y visión y a la ciudadanía por no hacer gala de más ingenio, iniciativa, laboriosidad o esfuerzo.
Si, además, existe corrupción, negligencia o medidas puntuales inadecuadas, son hechos colaterales.
Por eso es preciso acallar y tergiversar, por todos los medios posibles, las evidencias del desastre ante la inmensa mayor¡a que cada vez lo «disfruta menos» y lo sustenta, sufre y soporta cada vez con m s indignaci¢n e impotencia.
Carece de sentido insertar elementos que afiancen las frases anteriores puesto que la sintomatolog¡a contiene suficiente evidencia para cualquier observador de la realidad actual chilena. Si bien el diagn¢stico produce unanimidad en todos los sectores, uno de ellos, el responsable, empieza a expresar sus abiertas discrepancias. Son las Copulas de Poder y de control de la Econom¡a. Estas coinciden en los m’todos empleados para disfrazar y ocultar los efectos negativos. Discrepan sobre los aspectos donde debe ponerse el ‘nfasis para salir de la crisis o desplazarla durante el tiempo necesario como para desalentar cualquier intento por modificar o remplazar el Modelo imperante. Sus discrepancias se limitan a la discusi¢n sobre c¢mo perfeccionarlo. Las copulas de la Concertaci¢n, la Derecha y los Clanes Econ¢micos predominantes coinciden en que, del grado de perfeccionamiento del modelo, depende una supervivencia o afianzamiento que impida su «retroceso» o intentos de remplazo v¡a engranajes pr cticos o hechos fortuitos tales como una mayor¡a electoral accidental.
Cuando la Derecha denuncia la compra de un autom¢vil de 70 mil d¢lares para los Honorables Diputados o gente de la Concertaci¢n investiga y publica detalles sobre una irregular importaci¢n de «pertrechos» por funcionarios de la Fuerza A’rea est n sirviendo al mismo fin, independiente de la dudosa moralidad de esos actos. Irregularidades y despilfarros en ‘poca de crisis. El mensaje subliminal es: Con una buena administraci¢n estos hechos no ocurrir¡an y las noticias hablar¡an del ‘xito econ¢mico creciente del pa¡s.
Se puede afirmar que una mala administraci¢n arruinar¡a cualquier sistema econ¢mico. Pero no se puede sostener que una buena administraci¢n implicar¡a el beneficio generalizado con cualquier sistema econ¢mico. Combinadas las dos peores circunstancias, un p’simo aparato administrando un sistema econ¢mico esencialmente perverso, s¢lo cabe esperar un deterioro acelerado de todos los aspectos de la vida nacional. Un aparato eficiente administrando este mismo sistema s¢lo presentar diferencias en el maquillaje de los resultados. La Concertaci¢n no exhibe incapacidad de administraci¢n sino renuencia. Aon mantienen d’biles rasgos de reticencias. El doble discurso del Presidente Frei y de sus colaboradores no s¢lo se limita al caso Pinochet sino a todos los aspectos de la pol¡tica de su gobierno. Como en los actuales d¡as ya ha perdido toda su capacidad de convencimiento y liderazgo, los reticentes recobran protagonismo. Aparecen, entonces, las voces de empresarios, economistas y pol¡ticos de derecha, conminando a tomar decisiones «que devuelvan la confianza a los inversionistas». Y no se limitan a esto. Voces de la Derecha intentan asumir el liderazgo con iniciativas sobre Derechos Humanos y Reconciliaci¢n Nacional.
El caso Pinochet pasar a segundo plano. Ya no servir como cortina de humo para nublar la nitidez de la crisis econ¢mica. Seguir invocando la crisis asi tica para justificar el drama interno s¢lo servir¡a como argumento para chistes. Porque, en su lado serio, s¢lo demuestra el grado de dependencia externa suicida en que ha quedado sumido el pa¡s con el Modelo de Chicago impuesto por la Dictadura. La crisis de generaci¢n y abastecimiento el’ctrico derivada de la sequ¡a persistente es un nuevo agente agravante de la situaci¢n ya cr¡tica. Pero pone en duda las pregonadas ventajas de la privatizaci¢n de reas estrat’gicas.
( Sigue el la 2 parte)
Por Valent¡n Marchant