La Organización Mundial de Comercio (OMC) comienza a reducir poco a poco la soberanía de las naciones y a suplantar a sus gobiernos, según Steven Srybman, abogado ambientalista canadiense.
En su último libro, «A Citizen’s Guide, the World Trade Organization» («Guía del ciudadano: la Organización Mundial del Comercio»), Shrybman apunta a aumentar la comprensión de la gente del poderoso organismo no designado.
La Organización Mundial del Comercio (OMC), que se reune desde este martes en Seattle, Estados Unidos, para su tercera conferencia ministerial, tiene un impacto cada vez mayor sobre la vida de la gente común de todo el mundo, según esta obra.
Publicado por el Centro Canadiense para Alternativas Políticas, el libro muestra cómo los países miembros de la OMC tienen sus manos cada vez más atadas por la maquinaria de la organización o, como en el caso de Canadá, por las reglas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Como consecuencia de disputas de comercio internacional con otros pa¡ses, diversas pol¡ticas del gobierno canadiense fueron modificadas, como las referidas a la protecci¢n pesquera, el apoyo cultural a revistas nacionales, casas editoras y producci¢n de pel¡culas, aditivos t¢xicos en los combustibles y fondos para investigaci¢n y desarrollo para compa_¡as de alta tecnolog¡a.
Segon Srybman, «Canad no est libre de culpa en este ajuste de cuentas» porque tambi’n ha utilizado el proceso de resoluci¢n de disputas comerciales para impugnar valiosas iniciativas de otros gobiernos cuando interfirieron con sus prioridades comerciales.
Ottawa, por ejemplo, se uni¢ a iniciativas para impugnar leyes estadounidenses de protecci¢n mar¡tima, inici¢ una exitosa demanda contra disposiciones europeas de seguridad alimentaria e hizo un reclamo contra una prohibici¢n francesa del asbesto canadiense. Ante la posibilidad de que todos los tipos de servicios est’n sobre la mesa en Seattle, el ministro de Comercio de Canad , Pierre Pettigrew, neg¢ las acusaciones de los cr¡ticos de que los sistemas de salud y educaci¢n poblica est n en peligro.
Segon la prensa, es improbable que Canad pueda encontrar nuevos mercados para sus excelentes sistemas electr¢nicos de educaci¢n en reas remotas, sin afrontar la presi¢n para abrir el pa¡s a la competencia extranjera en el rea de los programas sociales.
Muchos dudan de que los sistemas de salud y educaci¢n poblica est’n en riesgo, particularmente si Ottawa, de acuerdo con las reglas de la OMC, simplemente se niega a ponerlos sobre la mesa. La alternativa podr¡a ser hacer concesiones en reas no relacionadas a cambio de una exenci¢n. Sin embargo, a los cr¡ticos como Shrybman les preocupa que Canad est’ tan atrapada en el proceso de la OMC que podr¡a verse obligada a abrir su sistema de salud gratuito a los proveedores de servicios de salud con fines de lucro de Estados Unidos, que cobran por servicios que s¢lo los ricos pueden pagar.
Tal cambio podr¡a socavar el principio universal del sistema canadiense, donde las personas reciben el mismo nivel de atenci¢n sin importar sus ingresos. Para el autor, lo que ocurre actualmente en el mundo representa un «apartamiento revolucionario» de los reg¡menes comerciales internacionales anteriores, que facilitaban la resoluci¢n consensual de las disputas entre las naciones respecto del comercio de bienes.
Shrybman argumenta que con la inclusi¢n propuesta de est ndares, inversi¢n, servicios y propiedad intelectual bajo las reglas de la OMC, los gobiernos afrontar n decisiones obligatorias que podr¡an minar su capacidad de regular corporaciones rentables en reas que tradicionalmente no estuvieron relacionadas con el comercio.
«Est claro que la OMC es un punto decisivo en la evoluci¢n de los acuerdos comerciales internacionales que ayuda a formalizar y establecer las condiciones de las que depende la globalizaci¢n», dijo. «De hecho, debido a la amplitud de su aplicaci¢n y los mecanismos disponibles para asegurar la observaci¢n de sus reglas, no es disparatado ver a la OMC como el primer gobierno mundial efectivo de la historia», sostuvo.
Shrybman no ve en esto una conspiraci¢n diab¢lica para dominar el mundo, sino que sugiere que este ataque a la soberan¡a nacional es la consecuencia inevitable de un imperativo corporativo de eliminar todos los supuestos impedimentos para la actividad econ¢mica, entre ellos las reglas y leyes internas. Esto se ha vuelto m s importante con flujos de capital que atraviesan sin trabas las fronteras nacionales y productos fabricados en lugares espec¡ficos para el mercado global.
Los principios de crecimiento econ¢mico no regulado continoan siendo irreconciliables con el ambiente del planeta, cuyo peligroso estado se ve en la destrucci¢n de especies y el recalentamiento de la atm¢sfera causado por la liberaci¢n de combustibles f¢siles. «Existe un consenso similar sobre la necesidad de medidas dr sticas dirigidas a detener lo que para la mayor¡a de los bi¢logos son las primeras etapas de la sexta extinci¢n masiva de la vida en la Tierra, esta vez provocada por el hombre», dijo Shrybman.
«Sin embargo, la OMC establece la din mica del desarrollo econ¢mico que debe ser vista como la causa de estas crisis ecol¢gicas, mientras que a su vez quita a los gobiernos las herramientas que se necesitar n para cambiar nuestro curso actual», agreg¢. A pesar de esta nota sombr¡a, Shrybman ve esperanza en el hecho de que las consecuencias del comercio y la pol¡tica econ¢mica sobre el ambiente, los derechos de los trabajadores o la cultura sean planteadas en foros internacionales como asuntos interrelacionados y no como preocupaciones aisladas. (FIN/IPS/tra- en/pw/mk/at/mj/if dv/99)
OMC: PRIMER GOBIERNO MUNDIAL
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