Muy dentro de nuestras mentalidades, en los más recónditos parajes, en lo abstruso del cerebro de los peruanos y de gran parte de los latinoamericanos se encuentra una forma de mediocre culto al quejido y a la lamentación. Nos hemos programado para expresar, casi de inmediato, ante cualquier insensatez (y hay muchas y diarias) los más lastimeros sollozos. Si el señor Fujimori se lanza a la reelección, invocamos decretos, leyes, reglamentos. Y +acaso esperábamos otra cosa? En lugar de generar cuadros cívicos, políticos, intelectuales, periodísticos o como se desee llamarlos, el ay ay ay cotidiano reemplaza los caminos de la creación genuina y valetudinaria.
¿Porqué las sociedades civiles no han podido superar los esquemas dictatoriales que vienen desde arriba? ¿Porqué los partidos en lugar de ser agencias de empleos bien remunerados para parlamentarios y administrativos no se dedicaron a entrenar personal de relevo? ¿Porqué se sigue esperando que las soluciones caigan del cielo o que el dictador o los de su entorno fallezcan por infartos sobitos y oportunos?.
Apenas el 3% de la poblaci¢n del Pero tiene que ver con Internet. Por eso no es extra_o que en las listas de inter’s on line, los temas sean mon¢tonos, grises, absolutamente estupidizantes. Ningun partido pol¡tico se ha atrevido a manejar una p gina web institucional: +carencia de t’cnicos o falta de pantalones?. Los del gobierno ganan porque saben qu’ quieren y no dudan en apoyar sus esfuerzos con cualquier tipo de argumentos. Ocurre que en el pa¡s de los ciegos, el tuerto es rey y para eso no hay respuesta.
Por estas tierras las grandes corporaciones se manejan como Pedro en su casa. Telef¢nica del Pero S.A., cobra lo que quiere y no duda en invertir grandes cantidades de dinero para fletar publicidad en todos los medios y hasta una actriz de rasgos vernaculares no duda en asesinar el idioma para complacer los designios de esta empresa. Es m s, Telef¢nica se ha cercenado la tilde esdrojula para «globalizarse». Estos espa_oles de nuevo cu_o y ceceo disonante no son muy diferentes de aquellos barbados que llegaron a conquistar y a dar de l tigos a los antiguos peruanos. El interes cremat¡stico es id’ntico y los afeites propagand¡sticos de modernizaci¢n son s¢lo eso: maquillaje para viejas y resobadas ma_as.
Por razones «misteriosas» vivimos acostumbrados a perder, imp vidos ante los dictadores o los ex-mandatarios inmorales y ladrones. S¢lo sabemos olvidar, perdiendo de vista que esa pseudo cultura nos hunde en los fondos abisales de la miasma y la patra_a.
Entonces +qu’ hacemos? Primero: desterrar los viejos esquemas conformistas. Segundo: hacer part¡cipes del gran cambio a nuestros hijos, esposas y esposos. Tercero: invocar la sentencia del gran Gonz lez Prada: rompamos el pacto infame de hablar a media voz. Cuarto: llamemos a los inmorales, inmorales y a los ladrones, ladrones. Quinto: incentivemos la educaci¢n a troche y moche. Sexto: recordemos que somos herederos del gran imperio de los incas y que no hay nada m s importante en nuestras vidas que el llamado del ande. S’ptimo: pensemos y abramos las puertas de Internet a m s compatriotas urbi et orbi. Octavo: propongamos m s ideas y tesis.
Para todos nuestros lectores, para todos aquellos que aspiran a vivir mejor y transitar por los Caminos de Nuestra Se_ora la Democracia, un saludo esperanzado en la aurora de un nuevo a_o que debe hacernos mejores y m s humanos, entusiastas y no llorosos, portaestandartes de las mejores tradiciones latinas.
Por Herbert Mujica Rojas
