Los que más contribuyen a la natalidad más deben recibir. La igualdad es trato desigual a desiguales. Afrontar los problemas que se nos echan encima por nuestra ínfima tasa de natalidad, requiere una reforma coherente de nuestro Derecho de Familia: si las parejas estables siguen equiparadas a las inestables, cada vez habrá menos hogares dispuestos a aventurarse a tener hijos y capaces de atender a la cada vez más numerosa población de ancianos que se nos avecina.
Me parece suicida nuestro ordenamiento jurídico actual: prácticamente, concede iguales beneficios civiles a parejas que, por ser estables, procrean y educan hijos y se hacen cargo de minusválidos, enfermos y ancianos, que a parejas que, por ser provisionales, ni se hacen cargo de éstos ni procrean apenas y, por los traumas que producen en los hijos que hayan tenido, los deseducan y predisponen a la marginación social.
Además, resulta injusto que el Estado prive, a los ciudadanos que lo deseen, del derecho civil a contraer matrimonio indisoluble, permitiendo s¢lo un matrimonio provisional: esto es desentenderse -so capa de respetar una libertad futura- de proteger la libertad de quienes quieran casarse de por vida. +O es que el Estado tiene derecho a imponer la ideolog¡a de quienes piensan que el ser humano no es capaz de comprometer su futuro en un ideal noble?
Ana Carvajal Becerra