A fines de los 70 y comienzos de los 80 los precios de la plata llegaron a niveles fuera de órbita que casi llegaron a los US$ 50.00 por onza, diez veces lo que es hoy.
No arribaron a estos niveles por asuntos de oferta o demanda, sino por el antiguo ratio mágico con relación al oro. Un grupo compuesto por dos millonarios tejanos, los hermanos Hunt, algunos brokers, como Ralli Merryl Lynch, capitales árabes y algún otro millonario brasileño, hicieron lo que se llama un cornering del mercado. Esto no era un evento nuevo en el mercado de metales, pues había anteriormente habido cornerings en cobre y en estaño. El cornering, que traducido significaría un arrinconamiento del mercado consiste en comprar futuros y cuando llega la fecha de vencimiento exigir la entrega del físico. Como todas las operaciones se hacen con el sistema de margin, es decir se necesita sólo el 10% del valor de la compra en un mercado ascendente, los vendedores tuvieron que recurrir a los inventarios para hacer sus entregas. Los inventarios, el metal f¡sico subi¢ continuamente a niveles alt¡simos.
Algunos pa¡ses, como el Pero, hab¡an comenzado bajo la sabia direcci¢n de Manolo Moreyra, fallecido hace poco, a sustituir sus reservas en moneda por reservas en metal, a erigir una reserva bimet lica, un silver standard. Al fin y al cabo la plata no tiene mucho uso industrial y el oro realmente no sirve para otra cosa sino para atesorarlo. Las monedas estaban desde hac¡a casi una d’cada en un constante snake, sobre todo porque el d¢lar ten¡a un valor ficticio como ahora.
La conspiraci¢n del silver bubble liderada por los Hunt se reuni¢ en Par¡s, M’xico se abstuvo y algunos peruanos, que no eran del BCR consintieron. Una persona que estuvo en esa reuni¢n por M’xico -y no era mexicano- consult¢ con el SEC de Estados Unidos quienes le dijeron que s¡ hab¡a un cornering en el COMEX, intervendr¡a, cosa que no hab¡a hecho nunca.
El cornering se llev¢ a cabo, los precios subieron y la bolsa fue cerrada por el SEC por una semana y los precios se cayeron los precios estrepitosamente. El Pero que hab¡a construido una importante reserva met lica tuvo que entregar el metal a un precio ¡nfimo. Se calcula que el Pero dej¢ de percibir alrededor de 600 millones de d¢lares por la conspiraci¢n. Los hermanos Hunt fueron intervenidos por el gobierno americano, as¡ como los brokers.
En Estados Unidos no solamente los monopolios son combatidos, sino todas aquellas actividades que implican conspiraci¢n. Por ello el gobierno peruano en la ‘poca de Belaonde desat¢ acciones contra todos los implicados. En pocos meses Merryl Lynch, vi’ndose perdida hizo un arreglo extrajudicial con el Pero y pag¢ alrededor de US$ 250 millones. Los hermanos Hunt, como antes lo hiciera el famoso Bernie Cornfeld (el del timo del Fund of Funds en los 60) trasladaron operaciones a Canad . Hasta donde s’, las acciones legales por conspiracy no tienen l¡mite de tiempo, pues se tratan de asuntos con trasfondo penal.
¨Para qu’ esta introducci¢n?
Pues para decir que los felices adjudicados con el importante contrato de Camisea no son otros que estos hermanitos. La verdad es que no entiendo como precalificaron, ya que tienen un asunto legal pendiente con el Pero. Si han pagado los US$ 400 millones o m s que el Pero les reclamaba, ello debe ser esclarecido y en t’rminos de pa¡s, no hay prescripci¢n ni tinterillada que valga.
Por ah¡ hay rumores que s¢lo les interesan los condensados y que quemar n el gas o lo devolver n al pozo. Si ello es cierto, esta ser¡a otra privatizaci¢n banana.
Es que el sector de minas y energ¡a ha sido el coto de caza de todas las conspiraciones y desarreglos posibles. A una mina que val¡a m s de US$ 150 millones se la vendi¢ a US$ 35 millones, m s aon, se vendieron dentro de ella propiedades que no eran del estado. Pocos meses despu’s una mina inferior, Tintaya, se vend¡a a 10 veces el precio de cerro Verde. Los de Cyprus «invirtieron» US$ 80 millones en modernizarla, pero el dinero no vino de afuera, fue finalmente sindicado por un banco peruano. Es decir s¢lo se cambi¢ de gerente y algunos ganaron mucho dinero en esto.
Todav¡a hay tiempo para hacer un contrato correcto con contrapartes correctas.
Por Pedro Flecha