Dos especialistas de derechos humanos presentaron en público el resultado de su estudio sobre la tortura y el desplazamiento forzado en el estado mexicano de Oaxaca. El estudio afirma que en ese estado impera la guerra de baja intensidad.
Esto significa que los golpes que asestan las autoridades sobre los grupos indígenas organizado, a los que se los acusa de pertenecer al rebelde Ejército Popular Revolucionario, no son visibles, pero si muy contundentes.
Los uniformados han encarcelado desde hace 3 años a 87 indígenas supuestamente rebeldes. Este encarcelamiento ha significado la desestructuración familiar, ha obligado a las esposas e hijos a dejar sus tierras para estar un poco más cerca de sus seres queridos encarcelados.
Para poder subsistir, estas familias deben recurrir a todo cuanto esté a su alcance, pues dejaron de cultivar. Por fuera de esto, los detenidos son sometidos a torturas sistemáticas, físicas y psíquicas.
Ricardo Loewe Reiss y Javier Enríquez Sam, autores del informe, se_alan que las llamadas «instituciones correccionales» son c¢mplices de estas torturas: por omisi¢n, por ocultamiento o por negligencia. (Mx/QR/Ad/Vi-Dh/mc)
Pedro Ortega Lugo
