Pero como no sólo se trataba de eso, y como encima ha habido algunos evidentes abusos, me permitiré echar mi cuarto a espadas y, no hace falta decirlo, asumir así el riesgo evidente de incurrir en las iras de un colectivo tan corporativamente susceptible.
La adhesión incondicional de un partido político en vías de franca extinción, de aquellos que se llaman de izquierda transformadora y que ahora pretenden ser econosequé, a todas la reivindicaciones de la huelga, después que la Consellería d’Ensenyament (Consejería de Enseñanza) insistiera en que la mayoría o la totalidad de los temas tenían programada su discusión con los sindicatos y que la huelga formaba parte simplemente de un programa preestablecido, como las fiestas de Navidad y Semana Santa, por poner un par de ejemplos – o como el uso abusivo de los días del convenio para libre disposición, aquellos que sirven, por ejemplo, para ir a la boda de un amigo íntimo, que no está previsto en el convenio, sin que te lo descuenten del sueldo, para cerrar todas las escuelas un par de d¡as m s al a_o -, me ha recordado algo que viv¡ hace unos cuantos a_os en uno de los pueblos del sur de esta misma comarca del Maresme (Barcelona). Hab¡a ido a ver al alcalde, ahora mismo no recuerdo para qu’, y ‘ste aprovech¢ la oportunidad para mostrarme la maqueta de la nueva escuela poblica, dotada con un acceso independiente a fin de que la biblioteca del centro fuera de doble uso y sirviera tambi’n de biblioteca poblica del barrio donde iba a ubicarse, y que hab¡a de iniciar su edificaci¢n al cabo de tres semanas – extremo que se cumpli¢ con religiosa puntualidad -. Al partido mencionado, tramposos ellos, le falt¢ tiempo, una semana despu’s de mi visita al alcalde, para convocar una manifestaci¢n popular delante del ayuntamiento exigiendo la inmediata edificaci¢n del equipamiento en cuesti¢n, cuando ya estaban perfectamente informados de la situaci¢n. Ten¡an un regidor en el consistorio.
Habr¡a bastantes cosas a decir tambi’n sobre el punto de sus reivindicaciones que trata de la reducci¢n del horario lectivo (lectivo: dicho de los d¡as en los cuales hay clase en los centros docentes, segon el Dicc.Ll.Cat.) del profesorado de primaria. Hasta ahora si alguien les acusaba de trabajar m s bien poco, contestaban que la gente no entend¡a que ellos trabajaban bastante m s que lo que el poblico percib¡a a trav’s del horario lectivo, haciendo con ello un t cito reconocimiento de que ‘ste era bastante escaso. Una de dos, o los d¡as y horas de clase son m s que suficientes para que su funci¢n docente pueda desarrollarse con un elevado ¡ndice de eficacia – algunos observadores del tema nos permitimos el lujo de ponerlo en duda -, y entonces no se entiende para qu’ necesitan m s medios como reclaman, o quiz s no saben siquiera que quiere decir realmente horario lectivo, lo que viene a resultar algo bastante fuerte.
Pero se han pasado de vueltas con las hojas informativas que distribuyeron entre los alumnos para llevarlas a casa. Tengo una delante, para inspirarme adecuadamente mientras escribo esto, y est a la disposici¢n de quien la quiera. Encabezada con el nombre oficial de la escuela y terminada con su sello oficial a modo de firma, nos informa a los padres y madres de que el mi’rcoles d¡a 22 de marzo el profesorado del centro se unir a la huelga. Entre una cosa y otra consta el dec logo reivindicativo, una especie de diez mandamientos que, como los otros, tambi’n se encierran en dos, m s dinero para los maestros y menos horas de trabajo. Quiz s han pretendido que el uso del papel con membrete del colegio y de su sello se debe a que ‘ste, como tal instituci¢n, nos ha querido comunicar que los maestros har¡an huelga, y casi nos lo podr¡amos creer si no fuera porque en ninguna parte del papel se nos informa de los servicios m¡nimos que la escuela como tal, y el claustro por la parte que le es competente, ten¡an que haber habilitado ad hoc, preceptivos segon la reglamentaci¢n establecida para esta clase de acontecimientos, de forma muy especial cuando se trata de servicios poblicos fundamentales.
Por esta verdadera trampa mis hijos pasaron a formar parte de los que siguieron una huelga, como me enter’ por televisi¢n el mismo d¡a al mediod¡a, en la que desde luego no habr¡an participado de haber sido informados en regla. Junto con el papel s¢lo se les dijo que el mi’rcoles no habr¡a escuela.
