King-Kong, el gorila gigante, estaba realmente muy enfadado. Se plantó en medio de la Quinta Avenida de Nueva York emitiendo sus gritos terroríficos. El susto inicial de los peatones se convirtió en pánico. Alguien llamó a la policía con un móvil. Al llegar, los agentes del orden lo rodean y lo iluminan con sus potentes focos:
Jefe de Policía.- Perdone el formulismo, pero me tendrá que enseñar su identificación. Nuestras normas sobre los procedimientos administrativos son muy estrictas.
King-Kong.- íYa estoy harto de vosotros! íEsta vez me la pagaréis!
Jefe de Policía.- Cálmese y muéstreme sus papeles.
King-Kong.- Los americanos y europeos os estáis pasando! Yo vivo en -frica. Esta mañana he ido a comer mis plátanos como siempre y resulta que no estaban. Me han dicho que todos se los habían llevado para la exportación íSeguro que los tenéis vosotros!
Jefe de Policía.- +Alguien ha visto los plátanos de este señor?
King-Kong.- íY esto no es todo! Desde que me hab’is subido los intereses de la deuda externa, cada d¡a me suben m s los impuestos!
Jefe de Polic¡a.- ¨Quiere presentar una instancia en algon ministerio?
Inspector.- Me parece que es un «sin papeles» de estos.
King-Kong.- Tambi’n me quejo de que vuestras compa_¡as explotan nuestro petr¢leo ¥Nos cort is los rboles y nos lo ensuci is todo! ¥Para no hablar de las minas exteriores!
Para hacer un anillo de platino, se generan una tonelada y media de escorias ¥Ya no sabemos qu’ hacer con tantos residuos! ¥Salvajes!
Jefe de Polic¡a.- ¥Eh, eh, eh! Si vuelve a decir esto, le multo por desobedecer la autoridad del Fondo Monetario Internacional!
King-Kong.- Por si esto fuera poco, los pesticidas que se echan al cultivar el algod¢n de la ropa que llev is ah¡ contamina nuestra agua ¥Ahora os la tenemos que comprar embotellada!
Jefe de Polic¡a.- ¥Haga el favor de aclararse!+A qu’ oficina quiere presentar una reclamaci¢n?
Inspector.- Seguro que este tambi’n viene a la ONU.
King-Kong.- ¥Ah! Y tambi’n quiero devolveros las armas que vend¡steis a nuestros gobernantes ¥Esos corruptos! ¥Devolved el dinero a mi pueblo!
Jefe de Polic¡a.- ¥Eso no puede ser! Hablaremos de lo que usted quiera, pero nuestros intereses son sagrados. Todo lo que dice es verdad, pero resulta demasiado desagradable de o¡r. ¥Le tenemos que hacer callar!
Los polic¡as disparan y King-Kong cae. Cuando la verdad es dolorosa, lo m s f cil es matar al mensajero que la pregona.
(Este texto va dedicado a las personas de todo el Estado Espa_ol que participaron en la reciente campa_a para la abolici¢n de la deuda externa. La sociedad ha contra¡do con ellas una deuda de agradecimiento).
Por Pere Subirana