Los EEUU hipócritamente se erigen como los «defensores de los derechos humanos y del medio ambiente», argumentando ante el mundo que su lucha es contra el narcotráfico y por el bienestar de sus ciudadanos, mientras desarrollan su política imperialista con el fin de asumir el control directo de los recursos existentes en la región amazónica y otras áreas de interés geoestratégico, además de consolidar sus posiciones político militares.
Como en otras épocas, el pretexto para los gringos es lo de menos, en desarrollo de su política imperialista, sustituyen el tema de la «subversión comunista» -enmascarada en el pasado, bajo la forma de la «doctrina de la seguridad nacional»- por las renovadas, pero igualmente falsas, consignas de la defensa del medio ambiente y de combate al terrorismo, al narcotráfico y a la migración ilegal.
Así, el imperio estadounidense, totalmente ajeno a criterios diplomáticos, policiales o de interés común; para no hablar de soberanía, dignidad y autodeterminaci¢n de los pueblos; decide su pol¡tica injerencista utilizando como pretexto la lucha contra el narcotr fico.
Por eso, los tiempos, las prioridades y la informaci¢n internacional respecto a la paz en Colombia, no surgen tanto del lugar de los di logos, ni de los hechos de paz en los que nos esforzamos la mayor¡a de los colombianos, sino del imperio estadounidense a ra¡z del mal llamado Plan Colombia. Que es un plan para la guerra. Que es un atentado contra el proceso de bosqueda de una salida diferente a la guerra para el conflicto econ¢mico, pol¡tico y social que vivimos.
Dicho Plan Colombia, elaborado por asesores gringos, esta destinado fundamentalmente a mejorar la capacidad de combate de las fuerzas militares en la represi¢n estatal a la protesta social de los trabajadores. Es una alianza estrat’gica con la que EE UU pretende regular, mediante su intervencionismo militar y econ¢mico, los t’rminos de una soluci¢n interna y acuerdos con el FMI y cr’ditos del Banco Mundial para reforzar el modelo neoliberal globalizador impulsado por Andr’s Pastrana. Su fachada, la de moda, luchar contra el narcotr fico.
Adem s de la lucha contrainsurgente en Colombia, otro objetivo estrat’gico de los gringos, es controlar la cuenca del r¡o amazonas, que incluye parte de Colombia, Brasil, Pero, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Guyana y Surinam. Convirti’ndola as¡ en bot¡n de guerra. Bot¡n de guerra que es uno de los ecosistemas m s ricos y diversos de la tierra, con aproximadamente 7 millones 160 mil Km2, considerada en los medios cient¡ficos como el territorio donde esta el futuro de la humanidad; codiciada por los imperios del mundo por las grandes reservas de agua, maderas, fauna, flora, hidrocarburos y minerales.
La cuenca amaz¢nica es depositaria de la mayor extensi¢n de bosques tropicales del planeta y de una gran variedad biol¢gica de ecosistemas, especies y recursos gen’ticos. Hay cerca de un mill¢n y medio de especies conocidas y se estima que pueden ser m s de diez millones. Un somero inventario nos indica la presencia de: 50,000 mam¡feros; 20,000 reptiles, anfibios y aves; 21,000 peces; 140,000 invertebrados; 90,000 insectos y artr¢podos; 90,000 plantas inferiores; 270,000 plantas superiores y 55,000 microorganismos.
Por el r¡o Amazonas y sus m s de 7.000 tributarios corren seis mil billones de metros cobicos de agua por segundo. Adem s, es la zona que m s oxigeno provee y mayor cantidad de carbono capta. Por eso se conoce como el pulm¢n de la humanidad.
M s de 370 pueblos de diferentes culturas ind¡genas viven en la amazon¡a. Es un derecho leg¡timo de los pa¡ses que comparten el territorio amaz¢nico, transformar esa rica diversidad en desarrollo y bienestar.
El mundo desarrollado, debe garantizar la preservaci¢n de esta riqueza natural, patrimonio de la humanidad y fuente de vida de millones de especies, particularmente de la especie humana, a trav’s de las llamadas compensaciones ambientales.
Es una regi¢n fr gil y de alta vulnerabilidad, por las caracter¡sticas de su biodiversidad. Cualquier intervenci¢n afectar la regulaci¢n del clima y las reservas biol¢gicas. Nunca en la historia, ninguna de esas consideraciones ha detenido las apetencias de los Imperios, su inter’s siempre estar , por encima de los intereses de la humanidad, ese es el sustento de lo que los gringos llaman su sacrosanta «Seguridad Nacional».
Es este orden de ideas, quien domine la explotaci¢n del territorio amaz¢nico, obtendr una posici¢n privilegiada como potencia, y hasta tanto no lo consiga alguna de ellas, se alimenta el subterfugio de la preservaci¢n ambiental, lo cual, es obvio, puede ser utilizado con un sentido ambiguo y contradictorio. Realmente les interesar , como imperios, el medio ambiente?, el bienestar de los pueblos?
La Amazon¡a colombiana, tiene una extensi¢n de 406.000 km2 correspondientes al 35,56% del total del territorio nacional y casi el 6 por ciento de la totalidad del territorio amaz¢nico.
Es tan relevante el tema, que utilizando su acostumbrada t ctica de «convencimiento» ya han hecho ejercicios militares, las «Operaciones de mantenimiento de la paz Sur 99», del a_o pasado, auspiciadas por el Comando Sur del Ej’rcito de Estados Unidos, habr¡a sido el quinto ensayo realizado en Sur Am’rica y su costo -a cargo exclusivo de Estados Unidos- alcanz¢ los dos millones y medio de d¢lares. En dichas «Operaciones» participaron 490 efectivos militares y civiles procedentes de Argentina, Bolivia, Ecuador, Brasil, Paraguay, Pero, Uruguay y Venezuela.
La hip¢tesis de trabajo se centr¢ en la repoblica ficticia de Tarial, inmersa en una guerra civil entre tres grupos en disputa, y el plan de pacificaci¢n que conclu¡a con la realizaci¢n de elecciones. En ese ejercicio, la «fuerza multinacional de paz» ubicada en puntos estrat’gicos trata de evitar la continuaci¢n de los enfrentamientos, mientras, atiende la situaci¢n de refugiados en un pa¡s vecino y planifica su repatriaci¢n. A nadie se le oculta la semejanza entre la situaci¢n del pa¡s imaginario y la realidad colombiana. Cualquier parecido no es simple coincidencia.
La compleja situaci¢n colombiana, es el pretexto para desarrollar una forma de intervenci¢n en el territorio amaz¢nico. La «ayuda» para financiar el Plan Colombia hace parte de esa intervenci¢n.
Las riquezas naturales, el posicionamiento geoestrat’gico, son los objetivos del imperio estadounidense, su verdadero inter’s, la amazon¡a es una parte, ah¡ otras regiones de Colombia que le apetecen, por ejemplo, el piedemonte de la cordillera oriental, reserva inmensa de hidrocarburos; la zona de Urab rica en todo tipo de minerales y por su biodiversidad y las reservas de carb¢n en la Guajira.
Farc-EP