Los campesinos del valle del Mantaro recurren a consultar a los más experimentados para ver con más claridad el comportamiento del tiempo y recibir un pronóstico confiable, que les sirve para organizar las diferentes actividades agrícolas durante el año.
Entendemos que en cada comunidad campesina existen costumbres particulares, ligadas a su medio ambiente. Estas condicionan para distinguir los diferentes fenómenos que ocurren en su contorno. Aquel conocimiento trasmitido de generación en generación y superado en la experiencia obtenida, por la observación de lo que sucede en el cielo tanto de día como de noche. También del comportamiento de aguas, ríos, manantiales, fenómenos atmosféricos, animales y vegetales.
Es necesario hacer presente que siendo los viejos, los depositarios de estos conocimientos, no son muchas veces apreciados por algunos jóvenes que se dejan llevar por el impacto de la propaganda comercial. Nuestras abuelas («chacuash–mama») son las que más han acumulado an’cdotas, mitos, leyendas, cuentos y narraciones relacionados con la actividad agr¡cola. Ellas son uno de los soportes m s importantes de la cultura campesina.
C¢mo leen los campesinos el cielo
En las comunidades campesinas, con ligeras variantes, los mayores ense_an a los menores a reconocer las estrellas aprovechando las noches despejadas, y su ubicaci¢n por grupos (constelaciones) en el transcurso de las estaciones. Las nominan con vocablos quechuas del dialecto wanca, tales como «cabeza de arado», «Jaton cruz», «uchuc-cruz», «llama» [esta constelaci¢n oscura se ve muy n¡tidamente en las noches fr¡as y oscuras], «trupa-apaluco», «aspi-lucero» o «tarde-lucero», «mayu» o «ramo», «siete cabrillas» o «antrish-cabrilla», etc.
«Las siete cabrillas» [Pleiades]
Se le conoce con otros nombres tales como «siete cabreras», «uhui», etc. y en el Sur del Pero le dicen «Q’oto». Este grupo de siete estrellas (pl’yades), se ubican entre las constelaciones de Taurus (toro) y Aries (carnero). Es trascendental el an lisis que realizan los entendidos campesinos que ven en las estrellas lo que ocurrir en la estaci¢n siguiente. Los buenos observadores aprovechan del «antrish lucero» para pronosticar el «tiempo de siembra».
Observan en la noche de «San Juan» con m s claridad hacia el amanecer.
De las siete estrellas hay una m s grande y m s brillante y de la ubicaci¢n de ‘sta dependen las predicciones del clima. La siembra ser adelantada cuando ‘ste se ubica en la parte inferior del grupo de estrellas (posiblemente las lluvias vendr n con anticipaci¢n). Para la siembra grande, cuando se coloca en la parte intermedia y para la siembra atrazada, cuando se halla en la parte superior (con lluvias atrazadas).
Segon estos datos, los campesinos se preparan a realizar las actividades preliminares para la siembra, riego, limpieza de chacras, roturaci¢n o chaqmeo, abono, etc. En caso de una posible siembra atrazada, intensifican sus otras actividades: arreglan el tejado, labran adobes, hacen artesan¡as, negocian ganado, limpian acequias, participan en trabajos comunales, etc.
Todo indicio del clima gira alrededor de 2 acontecimientos: las lluvias y las heladas. De las primeras se piensa en la continuidad o discontinuidad y su adelanto o retraso. Ello induce al agricultor a organizar su semana de actividades.
Cuando la noche es fr¡a, el cielo est despejado y el «may¢» o «ramo» (vialactea) sobresale n¡tida, contrastando en un fondo oscuro anuncia que habr helada [mayo/u = r¡o En los Andes a la V¡a L ctea se la conoce como el r¡o celestial]. La misma solamente es favorable en la elaboraci¢n del «chu_o» y la «caya», pero es perjudicial cuando el cultivo ha empezado a brotar. Para calcular la hora y salir a trabajar de madrugada o para viajar, se fijan en la posici¢n del «Jaton cruz» y el «uchuc cruz» [no tienen nada que ver con la cruz cristiana, sino las constelaciones en forma de cruz y sus posiciones con respecto al brazo principal de la V¡a L ctea], pues el canto del gallo no es siempre confiable.
Otro indicador que anuncian lluvias se da cuando las nubes blancas se van acumulando en el cielo y no se dispersan por acci¢n de los vientos. Sobre todo si por donde sale el sol, detr s del cerro Huam n Huasi, aparece una especie de neblina a tempranas horas.
Por la tarde cuando el cielo oscurece vienen nubes negras del sur, no hay viento, y el aire est callado, anuncian que llover .
«La costumbre de la papa»
La observaci¢n de las estrellas llamadas siete cabreras, «antrish» o pl’yades, es una pr ctica muy difundida, entre los campesinos que viven en los andes. Est vinculada a la programaci¢n agr¡cola porque la aparici¢n de estas estrellas coincide con el inicio de la estaci¢n de sequ¡a, con la cosecha y la programaci¢n agr¡cola. Justamente desaparecen cuando comienzan las lluvias y todas las cementeras ya est n sembradas. En Cuzco, el Inti Raymi, la gran fiesta del sol se festeja el 24 de junio y en el valle del Mantaro, San Juan. En el fondo, se est celebrando el inicio del solsticio de invierno, el a_o nuevo campesino anunciado por la aparici¢n del «antrish». En diciembre en cambio, cuando desaparecen estas estrellas, comienzan las lluvias que dar n vida a las sementeras, el cultivo de la papa en secano y coincide con los festejos de la navidad. Vemos pues que la observaci¢n del «antrish», no es s¢lo una costumbre de los abuelos. Tiene gran relaci¢n con la agricultura y revela un conocimiento astron¢mico que debemos desarrollar m s.
Sabina Astete, Ph. D.
Harborview Medical Center, Division of Infectious Diseases
University of Washington, Microbiology