La Alianza de Mujeres Viequenses encabezo este 8 de agosto del 2000 una nueva accion de desobediencia civil. Acompaniada por una delegacion compuesta por treinta y una mujeres, incursiono en zona «prohibida» por la Marina de Guerra de los Estados Unidos en Vieques, donde actualmente dicho cuerpo militar ha reanudado practicas belicas. Los ejercicios militares habian sido suspendidos en abril de 1999 cuando una bomba de 500 libras mato al viequense David Sanes.
LOCUTORA: Desde entonces la poblacion boricua inicio una serie de acciones de desobediencia civil. Desde que en 1940 la Marina de Guerra se instalo en su isla «temporalmente» para sacar a Hitler del poder, nunca se fueron. Por el contrario, ha usado la isla para poner en practica sus tacticas belicas de cara a cada guerra que los Estados Unidos han desatado en el mundo. Con ello han infectado la isla de toxicos y han afectado la salud fisica y mental de la poblacion y su derecho al desarrollo mismo.
La mas reciente accion constituye una de las muchas manifestaciones de desobediencia civilizada que han asumido las mujeres contra la presencia militar en su isla-hogar. «Por La Paz en Vieques» rezaban las camisetas moradas que usaron al saltarse la verja de Campamento Garcia, la cual separa la zona restringida, del lugar donde habitan mas de 9,000 personas, a escasos kilometros de la zona de tiro.
El grupo, encabezado por once mujeres de la llamada Isla Nena, logro burlar las estrictas medidas de seguridad de la Marina en reclamo del cese inmediato y permanente de las practicas militares que se realizan alli con la participacion de 15 navios y 12.000 soldados. Otras mujeres que participaron en la accion son miembras de la Organizacion Puertorriquenia de la Mujer Trabajadora, la sociedad Para la Asistencia Legal, la Diocesis de Caguas, feministas y defensoras de los derechos humanos.
Lourdes Santaballa, Directora Ejecutiva de la Coordinadora Paz para la Mujer, expreso a FIRE «Vieques es nuestra casa. Muchas de las que actualmente estan en Vieques son integrantes de organizaciones que forman parte de nuestra coalicion. Nuestra sede ha sido un lugar donde se han reunido en Puerto Rico para prepararse para ir a acompaniar a las mujeres de Vieques en esta accion. Es triste saber que en este momento estan arrestadas por ir a ocupar tierras que de por si son nuestras, pero tambien nos llenan de orgullo porque han entrado a nuestras tierras a pesar de la veda de la Marina. La lucha de Vieques es la lucha de todas y todos.»
Los actos de desobediencia civil formaron parte de la jornada de lucha «Mujeres por la Paz de Vieques», iniciada a principios de agosto mediante una marcha que recorrio las principales calles del poblado.
Desde junio de 1999 las mujeres organizadas venian desarrollando una serie de acciones de repudio a la presencia de la Marina, y en pro del derecho a la paz en su hogar, a la salud ambiental y a un desarrollo sostenible. «¥Por que Vieques es nuestro hogar, lo queremos limpio y en paz, que se vaya la Marina!» reza la consigna con la que se organizaron desde esa epoca. En diciembre de ese anio, junto con otras organizaciones, implementaron un campamento de desobediencia civil a las afueras del porton principal del Campamento Garcia de la Marina.
El 4 de mayo del 2000 su campamento, junto con otros 15 localizados en las playas de la Marina, fueron desalojados por la policia de Puerto Rico y agentes Federales de los Estados Unidos. Desde ese dia se ha visto en Vieques la intensificacion de la presencia militar. La marina ha entrado a su base una gran cantidad de equipo, materiales y soldados.
Frente al Campamento Garcia, en donde estaba anteriormente localizado el campamento de la Alianza y el Comite Paz y Justicia antes de los arrestos del 4 de mayo, esta ubicada en la actualidad una jaula-campamento de la Division de Operaciones Tacticas. La presencia policiaca excesiva no solo se limita a los portones del Campamento. Varias patrullas han sido desplegadas en el area residencial de Monte Carmelo en medio de la zona civil.
Desde entonces, unas 400 personas, entre ellas muchas mujeres, han incurrido en acciones de desobediencia en protesta por la reanudacion de las practicas belicas y el incremento de la presencia militar en la isla. Han incursionado en la zona militar en distintos momentos. Muchas han sido apresadas, juzgadas y eventualmente liberadas. Al momento en que las mujeres entraron a la zona prohibida, una docena de rebeldes civilizados y civilizadas se encuentran todavia en la carcel Federal en Puerto Rico, pendientes de juicio. Otras se encuentran en sus lugares de origen sin haber sido llamadas a juicio todavia.
La amenaza de carcel no detuvo a las mujeres de arriesgarse a correr la misma suerte que muchos otros. No solo incursionaron, sino que entraron la madrugada del lunes a la base militar, las mujeres izaron una bandera de Puerto Rico como simbolo de la identidad nacional; levantaron ademas una bandera de Vieques, como emblema de la unidad de los viequenses para que salga la Marina; plantaron una bandera blanca de la paz; y colocaron el la playa otra serie de simbolos alusivos a la contaminacion ambiental, a las enfermedades que sufre la poblacion – especialmente el cancer – a las dificultades de los pescadores para ganarse el sustento y a la sangre viequense derramada a lo largo de los anios de presencia militar en la isla.
Como parte de la ceremonia, las desobedientes suscribieron la «Declaracion Mujeres por la Paz de Vieques» la cual afirma que somos «mujeres de diferentes razas, religiones, ideologias, orientacion sexual, ocupaciones; provenientes de diferentes areas geograficas, defensoras todas de la equidad por genero, de la justicia y la paz; propulsoras del respeto a los derechos humanos, defensoras de la vida, del ambiente, de la madre tierra y de los recursos naturales; opositoras de la militarizacion y la guerra, amantes de nuestra patria, Puerto Rico, y solidarias por conviccion.»
A las cinco de la tarde de ese dia el juez federal de turno le impuso a las 31 mujeres una multa de $1,000 por persona y las dejo en libertad. Afuera las esperaban sus familiares, colegas, companieros y companieras para llevarselas de vuelta a sus casas, a continuar luchando. «No se vayan a cruzar la verja nuevamente» les habia advertido el juez. Pero aun en el momento en que recibieron la recomendacion, ya ellas estaban mas seguras de lo que debian hacer.
Maria Suarez Toro