Dios perdona siempre, los hombres a veces; la naturaleza nunca perdona» (adagio latino). Enhorabuena al Papa por estar allí, en el monte Sinaí.
Amarás a Dios como a ti mismo. Trata a los demás como quieras que te traten. Grandes principios encierran los Diez Mandamientos, y los hombres, cada uno de forma personal, y la humanidad se supone que caminan, avanzan unas veces y otras veces retroceden, hacia hacerlos que se hagan la ley por la que regirse. Por poner tan solo un ejemplo, el «no matarás» aún se burla tremendamente, no solo en las guerras, sino en los países civilizados de forma legalizada hasta el grado de que esté despenalizado la supresión de la vida del nonnato en el seno del vientre de la madre o se aplique la pena de muerte, o el terrorismo ejecute a inocentes para conseguir sus fines. y esto de forma legal.
Lo más patético es que en la historia siempre surgen ideologías que tratan de ridiculizar a los contenidos de las Tablas de la Ley, uno u otro, según sea el lugar geogr fico, la cultura y la ‘poca. No obstante, los Diez Mandamientos surgen en las conciencias de los hombres como el Ave F’nix, que siempre resurge de sus cenizas. A los m rtires los mataron, pero su sangre sirvi¢ de semilla para nuevos seguidores de los Diez Mandamientos.
Hay que constatar que las religiones y sistemas de pensamiento que m s perviven son las que m s se aferran al cumplimiento de las Tablas de la Ley, mientras las que desprecian alguno de ellos, ya tienen la muerte anunciada de forma natural. Repase el lector la historia. Tal vez sea la naturaleza la herramienta para que retornen los contenidos de esos diez Leyes de Leyes.
Mar¡a A. Gonz lez Jim’nez