A criterio de Berganza, una economía que trabaja, que produce bienes y servicios con eficiencia y a precios competitivos, abre el camino para salir de la pobreza. Dice que el problema es que al mismo tiempo se quiere consolidar un régimen y profundizar sus alcances participativos, cuando hay más de 6 millones de guatemaltecos que no obtienen lo suficiente para satisfacer sus necesidades más urgentes.
En un estudio de Ronald Inglehart, científico político norteamericano, sobre los regímenes predominantes en el mundo, se destaca que la democracia está más consolidada en los países que están más desarrollados. En esas naciones se ha pasado de la cultura de supervivencia a otra, donde predomina la autoexpresión personal.
En ese sentido, Berganza dice que las sociedades de supervivencia generan niveles bajos de confianza interpersonal, expresan intolerancia hacia grupos externos y en ellas se produce poco apoyo para combatir la desigualdad de género. Asegura que hay un bajo activismo ecologista y que se manifiesta una simpat¡a relativa hacia los gobiernos autoritarios.
El analista social concluye que de esa cuenta, no es de extra_ar que en Guatemala la democracia tenga tan poco arraigo. Dice que es necesario enfocar todos los esfuerzos del Estado y de la sociedad en general para erradicar el flagelo de la pobreza. Advierte que solo de esa manera se evitar la a_oranza autoritaria y podr afianzarse el ejercicio de las libertades y derechos que implica consigo la democracia. (Gt/QR/Ad/Cs-Pp-Dh/pt).
Patricia Zapata