La Casona rehabilitada en 1997, con una estructura típicamente asturiana, tiene todas las habitaciones con baño, calefacción y sobriamente decoradas. En el comedor rústico con las paredes de piedra, lo primero que llama la atención es la mesa común para los huéspedes, una característica especial de la zona oriental de Asturias, que muy pocos se atreven a utilizar. Sin embargo, la mesa común permite la comunicación y el intercambio de experiencias, experiencias que facilitan la creación de las guías de campo más insospechadas. Lamentablemente, la limitación de espacio hace que algunos huéspedes no puedan disfrutar de ese privilegio. El patio interior, con unas antiguas columnas, celtas según algunos entendidos, es otra discreta maravilla.
Además de excelentes manjares y de un alojamiento envidiable, La Casona, a pesar de estar dentro de una población, ofrece mucha tranquilidad, una tranquilidad que serena. No es nada extraño, que la casa esté llena de huéspedes recomendados por otros que les precedieron. Y es que La Casona crea adicci¢n. Y la sidra de verano, en la terraza exterior, tambi’n.
La proximidad del mar, a tan s¢lo tres kil¢metros y la posibilidad de realizar actividades de turismo activo son otro atractivo de La Casona. La espeleolog¡a, los paseos a caballo, el descenso en canoa y, para los m s atrevidos, el puenting, suministran argumentos complementarios, por si a alguien aon le quedan dudas. Evelia se encarga de todo.
Para los ni_os, y tambi’n para los mayores, la visita a la explotaci¢n ganadera familiar para ver y tocar a las vacas de cerca, es un elemento m s a tener muy en cuenta. Al fin y al cabo, aunque sea de lujo, para eso es turismo rural.
Todos los fines de semana, excepto en temporada alta, La Casona ofrece condiciones especiales que la hacen accesible a todos los bolsillos. Dos personas pueden disfrutar de la estancia de dos d¡as con cenas y desayunos incluidos por s¢lo 16.200 Ptas.
La Casona ofrece todo tipo de informaci¢n en su p gina web, http://www.tresgrandas.com
Por cierto, no hay que dejar de visitar los «bufones» de Puertas de Vidiago, toda una experiencia natural, sobre todo, en los d¡as de mar muy agitado. Ah, la Ruta del Quesu y la Sidra de Asiegu de Cabrales, tampoco. Aunque en la espicha (otra fiesta gastron¢mica), seguramente eche de menos el toque de Generosa.