El modelo neoliberal -concentrador implementado en nuestro país a partir del último cuarto de siglo y consolidado durante la década de 1990 (segunda década infame), no ha hecho otra cosa que conducir a nuestra patria hacia una situación de miseria e indignidad inéditas.
Sustentado «en la explotación rentística del sector financiero, de los recursos naturales y de los servicios públicos» 2, lejos de dotar la Argentina de herramientas que le permitieran un desarrollo económico sostenido, fue concebido como un programa deliberadamente extractivo de los excedentes económicos y de los recursos.
A esta altura de las circunstancias, ningún argentino bien nacido puede permanecer indiferente ante el cúmulo de compatriotas que deben recurrir cotidianamente a la mendicidad para garantizar la subsistencia de sus familias, ni ante los miles desocupados y sub-ocupados que pugnan por indignos salarios, ni ante los productores agropecuarios derrotados por la usura, los comerciantes que deben cerrar diariamente sus establecimientos, o las nuevas generaciones de exiliados expulsados, que se ven obligados buscar nuevos rumbos en otras naciones.
La experiencia hist¢rica nos demuestra que situaciones como la descripta precedentemente, deben contribuir necesariamente para que nuestra comunidad, comience a generar mecanismos de auto reflexi¢n colectiva.
En ese sentido, venimos hace tiempo proponiendo desde esta tribuna de pensamiento, diversas herramientas que contribuyan a reflexionar sobre el marco te¢rico, conceptual y comunicacional que sustento intelectualmente la imposici¢n del proyecto neo – liberal imperante.
Nos referimos espec¡ficamente a ese «comulo de ideas fuerza», a esos «mecanismos» utilizados por aquellos «nuevos cocineros de casa rica», que diariamente pregonan por los medios masivos de comunicaci¢n, las recetas para engordar los abd¢menes de sus patrones.
La autodenigraci¢n:
Don Arturo Jauretche, nos ense_¢ oportunamente que la autodenigraci¢n de una sociedad determinada, representaba «una t¡pica expresi¢n del pensamiento colonial». La misma se materializa a trav’s de una «noci¢n impuesta desde los sectores de poder» que consiste en imponer la idea que «progresar no es evolucionar desde la propia naturaleza», sino «derogar la naturaleza misma para substituirla» 3.
As¡, una de las estrategias dial’cticas utilizadas con mayor fuerza por los «nuevos privilegiados de la inteligencia», consisti¢ en la potenciaci¢n de los mecanismos autodenigratorios.
Dicha potenciaci¢n se produce a trav’s de la exacerbaci¢n de las debilidades de «lo propio», y mediante la exaltaci¢n de las fortalezas de «lo ajeno» (externo). A mayor nivel de fatiga social, mayor permeabilidad a la autodenigraci¢n.
Este recurso, se constituy¢ uno de los sustentos m s importantes de las antiguas t cticas en la dominaci¢n colonial.
Ahora bien, del an lisis de la diatriba propinada por los representantes mas conspicuos de la intelligetzia servil sobre todo en esta oltima d’cada, se desprende claramente la utilizaci¢n de esta estrategia en el marco de su contribuci¢n a la consolidaci¢n del modelo.
Esto se observa n¡tidamente – por una parte – a trav’s de la continua recurrencia en sus discursos a la obsolescencia e ineficacia de los diversos componentes del mbito de «lo poblico», y como contraposici¢n a ello, a la exaltaci¢n constante de la eficiencia de «lo privado> y – por la otra – mediante la vinculaci¢n intencional de la noci¢n de «lo privado2, con el desarrollo y el crecimiento, y de «lo poblico», con el atraso y la decadencia.
Por otra parte, y mediante la utilizaci¢n mecanismos proyectivos – comparativos, equivalente antagonismo se asimil¢ a la relaci¢n entre lo nacional (lo propio) y lo externo. El discurso as¡ proyectado, se vio reforzado a trav’s de la utilizaci¢n de slogans de dudoso sustento cient¡fico y pero con alto impacto (recordemos como uno de los mas destacados aquel que nos refer¡a a achicar el estado es agrandar la naci¢n).
Los reproductores locales de mitos y modas:
Un mito, es una ficci¢n aleg¢rica. No vamos aqu¡ a analizar la validez o la utilidad hist¢rica de estos productos de la creatividad humana, pero lo cierto es que, mediante la utilizaci¢n de recursos tecnol¢gicos – comunicacionales, resulta factible aunque mas no sea por un periodo acotado de tiempo, convertir un mito en una promesa de realidad plausible.
En ese sentido, el limite propio de la vida de un mito referenciado en las promesas de un futuro material promisorio, encuentra su verdadero limite en las condiciones materiales por las que atraviesa una sociedad en una etapa determinada.
En el proceso producci¢n (creaci¢n) y reproducci¢n de mitos, encontramos diferentes niveles de participaci¢n:
Se encuentran por lado, aquellos que los crean por motivaciones art¡stico religiosas o simplemente a requerimiento de su «mecenas», y por el otro, aquellos que los reproducen, reinventan, y consumen.
Con relaci¢n a esta segunda categor¡a, nos preguntamos por que en la oltima d’cada observamos tan altos niveles de adhesi¢n intelectual al paradigma impuesto por parte de los representantes de la clase ilustrada incluyendo importantes sectores pol¡ticos, sobre todo cuando ellos no pertenecen al sector social dominante, encargado de la producci¢n (de mitos).
Creo encontrar respuesta en un p rrafo del economista Paul Krugman, de quien no puede sospecharse su pertenencia a la corporaci¢n de los defensores del sistema. +l afirma que «hay ciclos de ideas dominantes que se imponen a legos y expertos pese a todos los datos objetivos en contrario, y que obligan a no apartarse de esas creencias so pena de ser tildado de ignorante u otros calificativos peyorativos».4
Evidentemente este tipo de temor, contribuy¢ incorporar al seno del modelo una cantidad in’dita de adherentes ilustrados, hecho que a_os atr s hubiera resultado imposible en una naci¢n tan expuesta al sufrimiento como la nuestra.
Pero adem s y a efectos de practicar un poco la compasi¢n con algunos universitarios nativos, podemos insertar una peque_a variable a nuestro an lisis
As¡ Sergio Labourdette 5, nos ense_a que «de hecho cuando un saber convencional alcanza su apogeo, la coincidencia que muestre hacia el cualquier individuo es casi la prueba de fuego para que sea tomado en serio»….¡ Por supuesto los que adhieren a un cierto saber convencional, no piensan que est n adhiriendo a una moda, creen que los datos emp¡ricos sustentan su punto de vista».
En este sentido, podemos perdonarle su adhesi¢n – inserci¢n al mercado de la moda, pues en definitiva, todos tenemos cierto derecho a disfrutarla.
Evidentemente el temor y la ingenuidad, se han constituido en elementos determinantes para comprender los altos niveles de apego de una destacada cantidad de sectores intelectuales y pol¡ticos al modelo imperante.
Creo entender que lleg¢ la hora que dichos sectores se formulen sus propios mecanismos de auto reflexi¢n y autocr¡tica poblica, para contribuir aon mas a desenmascarar la serie de mitos que siguen sustentando aon, un proyecto socioecon¢mico en plena decadencia.
(1).- Pestanha, Francisco Jos’: Pesimistas, an¢micos y algo m s. Reportes. Noviembre de 2000.
(2).- Calcagno Alfredo Eric y Calgano Eric: ¨Cu nto le queda al modelo?. Le Monde Diplomatique /el Dpl¢/Enero 2001.
(3).-Jauretche, Arturo: Pol’micas. Libros y alpargatas. Civilizados o B rbaros. Editores «los Nacionales» 1983.
(4).-Krugman., Paul . «Los ciclos en las ideas dominantes con relaci¢n al desarrollo econ¢mico», en Desarrollo Econ¢mico, Vol 36, nro. 143, octubre – noviembre de 1996, pags. 722-723.
(5).- Labourdette, Sergio; «La Estrategia del secreto» Grupo Editor Latinoamericano. 1999.
Francisco Jos’ Pesta_a
