Sin embargo, el particular que perdió el nombre de dominio «Caixadelpenedes.com«, no contento con el resultado, formuló una queja a los intermediarios norteamericanos a los que adquirió el dominio, Directnic.com, y éstos le contestaron que esa resolución no podía ser posible, porque ellos antes del 10 de abril del 2001 no se regían por las condiciones del arbitrio de la OMPI. Y el nombre de dominio había sido comprado, legalmente, el 6 de abril del año 2000.
Es más, le sugirieron que denunciara a la entidad bancaria Caixa Penedés, dado que habían accedido a la base de datos del «whois» modificando la redirección, según los datos que les había aportado la OMPI. Según Directnic, en su país, ello es constitutivo de un grave delito de robo.
Al poco de notificarlo a estos intermediarios norteamericanos, Directnic, la maquinaria de sus abogados y técnicos se puso en funcionamiento, y en poco menos de dos meses habían devuelto la propiedad del dominio «Caixadelpenedes.com» a su legítimo propietario, el particular que lo adquirió en abril del 2000. Al parecer el dominio fue adquirido por este particular
«porque el año pasado, esa misma entidad bancaria, subió unos puntos la hipoteca de mi casa sin avisarme. Les dije que si la podíamos negociar, y me dijeron que era innegociable por no se qué historia del Banco de España y un redondeo que se sacan ellos de la manga para que les encarten las cifras. Así que compré el nombre de dominio y cuando ellos se dieron cuenta, transcurrido casi un año, me conminaron a que se lo entregara. Les dije que no había ningon problema en ello, si me arreglaban los puntos de mi hipoteca. Lo curioso es que no pretendía ninguna rebaja en el interés, sino en el IRPH. Me enteré de que una compañera mía de trabajo había solicitado una hipoteca y le habían aplicado un IRPH del 0%. Por lo visto es lo habitual ahora. ¡Y mi IRPH es del 0,75 por ciento! Les dije que me lo dejaran en un 0,1 por ciento. ¿Cuál fue su respuesta? Enviarme un requerimiento a través de un abogado para que devolviera el nombre de dominio o me amenazaban con acudir al arbitraje de la OMPI.«
Y prosigue:
«No había querido ir más allá con este asunto, dándolo a conocer a los medios de comunicación. Pero esta gente juega muy sucio, y ha llegado ese momento. Me han amenazado físicamente, han enviado a la policía judicial a mi casa, argumentando que les entregara el nombre de dominio, el mismo día que la OMPI sentenció a favor de ellos. Lo hicieron, claro está , para amedrentarme y ponerme en evidencia delante de mis vecinos. Pero lo peor viene ahora; cuando he vuelto a recuperar mi nombre de dominio, me asaltan de nuevo con una denuncia penal a través del Juzgado de Instrucción nomero 11 de L’Hospitalet, en Barcelona».
Para terminar, este mismo particular, señala acerca del actual sistema de resolución de nombres de dominio:
«El sistema está mal diseñado. Siempre acaba perdiendo el particular en beneficio de aquellos que depositan los mil dólares a fondo perdido que solicita la OMPI para comenzar el arbitrio. ¡Se trata de un negocio encubierto! Tú pagas y recuperas lo que quieras. Ahora bien, me alegro del resultado final. Primero, porque se ha demostrado que la OMPI no sirve para nada, y segundo porque Caixa Penedés ha perdido más tiempo y dinero que si hubiera negociado la hipoteca conmigo. Hablamos del depósito y el dinero empleado en la contratación de un bufete de abogados de prestigio. Es decir, que han hecho el más espantoso de los ridículos».
A todo ello, hay que apuntar que ante casos como éste, algunos medios de comunicación no dudan en anunciar que «tal o cual empresa ha recuperado su nombre de dominio», cuando la realidad es que no han recuperado nada, porque nunca lo han comprado. Es decir, parecería como que se apoya la causa de éstos cuando la misma Constitución Española ampara el derecho de protesta, actuando dentro de las márgenes de la legalidad.
Por esta regla de tres, el nombre de dominio «Caixadelpenedes.com» se puede asegurar que se ha comprado legalmente, apuntando ahora hacia una noticia en la que se recoge el daño moral que esta entidad bancaria causó a otros particulares al incluirles en el registro de morosos, lo que pone en entredicho los métodos expeditivos de este banco.