Mediante los medios masivos de comunicación la administración delarruista propone a la ciudadanía, en forma reiterada, el «déficit cero» a cualquier costo (nuevos ajustes y rebajas en sueldos y jubilaciones) y el combate de la evasión para honrar la deuda externa, y con ello atraer nuevos inversores para el crecimiento. Supuesto lineal que YA NO FUNCIONA en el caso argentino pues nuestras acciones han traído mucho ruido (daño) e interferencias insoslayables, y nos ubican en un nuevo escenario que requiere nuevos enfoques, programas y propuestas.
Según el proyecto oficial, que al parecer sólo intenta ganar tiempo, nosotros, la sociedad argentina, debemos resignarnos y aceptar lo inevitable aun sabiendo que no lleva a ninguna buena salida (una nueva estafa): íVamos hacia una situación más dolorosa, más caótica y más anárquica! En pocas palabras el gobierno mantiene una contradicción vital y una gestión de gobierno demente: somete a los excluidos a una lucha primitiva por la supervivencia, vocifera el combate a la evasi¢n, y procura un borr¢n y cuenta nueva con el pasado reciente, alimentando el desinter’s por los delitos, los delincuentes y los m’todos utilizados para arribar a esta situaci¢n.
Esta Biblia tranquilizar¡a a los mercados. Por el arte del olvido y la magia de la surrealidad el sistema retornar a su cauce normal de crecimiento y buen funcionamiento, si es que alguna vez lo tuvo. Tender a cierta igualdad implica, entre otras cosas, preocuparse por tener un buen sistema impositivo y en ese contexto tiene sentido hablar de combatir la evasi¢n. S¢lo falta un «peque_o» detalle: qui’n, con qu’ autoridad moral adem s de legal (para los ciudadanos parece ser importante), a partir de qu’ momento (la apuesta a que lo anterior no importa ahora s¡ va en serio es un juego de ni_os tontos) y con qu’ m’todos efectivos lograr el consenso y legitimar el comienzo.
Si a Usted, caro lector, le es dif¡cil conceptuar hoy «el combate a la evasi¢n», ya que observa que nos encontramos en un c¡rculo vicioso y debiera ser virtuoso, imag¡nese la imposibilidad real para llevarlo a la pr ctica. En el pa¡s se cometen delitos, aberraciones y genocidios que nos llevan a situaciones tr gicas y luego aflora una vocaci¢n de suicidio colectivo, por la cual aceptamos y aplaudimos un borr¢n y cuenta nueva para cimentar el camino de una tropel¡a mayor. +Ningon argentino medianamente inteligente y honesto se ha preguntado, por qu’ ser ? Posiblemente incluir en nuestra cultura un poco de la coherencia y el compromiso que subyacen en la «‘tica protestante» no nos vendr¡a mal +no?
As¡ las cosas, la propuesta oficial nos pone a todos en la misma bolsa, y exige que asumamos en conjunto una «obligaci¢n solidaria» con las consecuencias de los delitos cometidos por un grupo (numeroso) de miembros de nuestra sociedad. De esta forma y a semejanza de hechos pasados, el Sr. Domingo F. Cavallo, ministro de econom¡a, (a veces me pregunto si las Universidades extranjeras transforman a nuestros estudiantes en muy tontos o en personas sin l¡mites) y sus adl teres, en estas circunstancias con la anuencia del Sr. Presidente Fernando De la Roa y bajo una democracia formal, PROCURAN SOCIALIZAR LA QUIEBRA FRAUDULENTA DEL ESTADO ARGENTINO.
Un prop¢sito y/o desprop¢sito delincuencial, que pone de manifiesto la impunidad de la cual gozan los «personajes» del establishment, y que est destinado al fracaso porque los argentinos ya «no comemos vidrio». La temperatura social va en aumento, pero todo indica que los que est n al tim¢n prefieren mantener el rumbo y el destino del Titanic. Frente a este proyecto, y sabiendo que toda reconstrucci¢n requiere fundamentos s¢lidos, hoy debemos renovar nuestro compromiso ciudadano.
En primer lugar, la cantidad de los que lavaron y continoan lavando dineros mal habidos (producto de la evasi¢n, coimas, vaciamientos, comisiones ocultas, contrabando, narcotr fico, negocios il¡citos y robo) es grande; por lo cual propongo que con la informaci¢n que fue surgiendo en estos d¡as, y la que se ir develando en forma progresiva en las pr¢ximas semanas y meses, los ciudadanos hagamos un seguimiento y marcaci¢n de los identificados a partir del lugar donde vivimos (consorcios y barrios) y de las organizaciones a las cuales pertenecemos.
Desde los sitios de residencia y de pertenencia podemos mantener una mejor alerta ciudadana sobre estos individuos a la espera de la acci¢n de la justicia, recordando que, segon nuestras leyes -reiteradamente violadas y despreciadas por ellos-, se presumen inocentes hasta que los jueces nos confirmen que son culpables. Para los h biles en mezclar y confundir las cosas, aclaro que no es una «caza de brujas» es la m¡nima defensa ante el ataque a nuestros derechos elementales.
Lamentablemente contamos con un nefasto curriculum del accionar de la Justicia argentina en la d’cada del ’90, y adem s continoan en sus cargos personas que no tienen las cualidades morales y la honestidad intelectual para no defraudarnos. Por ello, si los fallos no resultaren justos, es decir en consonancia con el esp¡ritu de la ley, con los hechos delictivos relevados y denunciados, y con resoluciones de cumplimiento efectivo, entonces buscaremos otro tipo de sanciones y resarcimientos que nos permitan recuperar los bienes sustra¡dos a la sociedad y restablecer el orden quebrado. ¥Dentro del estado de derecho es posible y los hay!!!
En segundo lugar es necesario e imperioso cualificar y cuantificar el da_o producido por el accionar de los delincuentes de cuello blanco al conjunto social: son responsables de los continuos ajustes y quitas en las jubilaciones y los sueldos; son responsables de que el pa¡s haya ido a la quiebra fraudulenta y no tenga m s acceso al cr’dito; son responsables de una deuda externa inveros¡mil; son responsables del 18% de desocupaci¢n; son responsables de 14.000.000 de argentinos con hambre, enfermedades, miseria y violencia, son responsables de la p’rdida de independencia pol¡tica y econ¢mica del pa¡s, etc.
Hoy peligra la supervivencia de las personas y la reproducci¢n de la sociedad en paz. No importa la condici¢n o rol de estos supuestos delincuentes: banqueros, pol¡ticos, empresarios y/o gerentes, sindicalistas y militares, religiosos, acad’micos, profesionales independientes, comerciantes, ex funcionarios y funcionarios o simples empleados, sus negocios sucios destruyeron el presente y el bienestar de la mayor¡a de los argentinos y nos hicieron perder nuestra independencia.
En todos los casos, la posibilidad real de comisi¢n de delito estuvo supeditada y asociada a un mayor o menor grado de pertenencia al establishment en sus diversos niveles y jerarqu¡as, lo que permiti¢ acceder a las variadas fuentes de recursos y al mismo tiempo aprovechar los mecanismos instituidos (modus operandi) para delinquir. SIN EMBARGO SU REALIZACI.N F-CTICA, EN TIEMPO Y ESPACIO, REQUIRI. LA CONVERGENCIA EN UN COLECTIVO QUE LOS POSIBILITARA Y AMPARARA: EL ESTADO ARGENTINO.
Con la oltima dictadura militar se registraron los primeros hechos il¡citos de importancia que marcaron el comienzo de este camino coincidentemente con el inicio del negocio de la deuda externa. Luego se incrementaron e industrializaron en forma progresiva hasta la fecha, abarcando todo el territorio en una suerte de encadenamiento de complicidades y maquinaria delictiva. Aprovechando el desconocimiento e ignorancia del ciudadano comon sobre estas pr cticas, se cometieron las estafas y se burl¢ la buena fe.
La consecuencia directa y tr gica de esta quiebra fraudulenta que hoy se pretende imponer es el actual genocidio econ¢mico, y los sucesivos hechos y compromisos adquiridos que lo van instalando e institucionalizando. DE ELLO SE DESPRENDE UNA NUEVA VIOLACI.N Y ATAQUE ORGANIZADO Y SISTEM-TICO POR PARTE DE LAS INSTITUCIONES DEL ESTADO NACIONAL A LOS DERECHOS HUMANOS Y CIVILES DE LOS QUE HABITAMOS ESTE SUELO.
Por lo que, hoy nuestro compromiso como ciudadanos argentinos implica un seguimiento y control estricto de todos y cada uno de los involucrados en los hechos il¡citos vinculados con el lavado de dinero, incluyendo expresamente a los que facilitaron la consecuci¢n de los delitos.
Esta propuesta es una acci¢n concreta y eficiente para lograr el ‘xito y la sustentabilidad. Es decir, posibilita que Argentina se transforme en un pa¡s viable: procura el recupero de los dineros robados para atender las necesidades actuales y restablece el orden quebrado por estas mafias; sienta derecho y afianza la seguridad jur¡dica en la Repoblica Argentina; y nos obliga de aqu¡ en m s a los ciudadanos a cumplir con las leyes (por ejemplo la obligaci¢n impositiva) pues somos nuestros propios observadores y fiscalizadores.
Invito pues a poner manos a la obra, para reconstruir un pa¡s para todos y en serio. Para el pu_ado de dirigentes honestos que trabajan por un pa¡s posible para todos, desde la soledad y el da_o permanente de las mafias, ¥Fuerza, estamos con Ustedes! Para los centenares de miles de argentinos que sufren hambre y enfermedad, violencia y desolaci¢n, un abrazo fuerte, fuerte, y mucho, mucho cari_o. Para todos nosotros ¥AGUANTE!!!
Ciudad de Bs. As., 26 de agosto de 2001
Periodista Marcos Guido.
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