Quiere que su hermano Javier se convierta en ministro de Interior. Y para ganarse el ánimo de Aznar ha querido demostrar su adhesión incondicional calumniando a los obispos por no haberse sometido a las pretensiones políticas del amo Aznar. Y así, le ha echado los tejos a Aznar recurriendo a la bajeza de golpear inicuamente con ellos a los obispos. Pero lo ha hecho tan torpemente, con una maniobra tan baja y con unos argumentos tan torticeros que, al final, los tejos se han convertido en boomerang, pues sólo ha conseguido que Aznar aparezca ante el electorado vasco como apoyado por la misma derechona mediática cuyos enfoques de la cuestión vasca les exaspera, y enfrentado a los obispos. Sólo la ofuscación de la ambición explica tamaña torpeza. Pues ya veremos si Aznar entra a su juego, permitiendo que el boomerang le arree también a él o, al final, se queda sin ministerio. Desde luego, se queda con un lector menos de su panfleto.
Macarena V. Rivero Mesa

