Hay que solicitar autorizaciones excepcionales para que las tribunas vibren so pretexto de una consagración devota a la caza de terroristas.
Estos coqueteos no recomendables con el totalitarismo, acercan al gobierno de Toledo hacia manos militaristas y capaces de producir baños de sangre porque «vivimos» en situaciones de «emergencia». ¿Quién controla a los represores? Sostengo que el hecho de hace pocos días no tiene nada que ver con fuerzas o comandos extranjeros sino con milicos gorilas que se pasean por las calles sin que nadie o nada les haya molestado. Son ellos los que empujaron masacres y crímenes masivo
s. Y los políticos idiotas y absolutamente vulgares quieren echar la culpa del tema sangriento a gavillas musulmanas o bodríos por el estilo. Es una forma muy rudimentaria de taparse los ojos para no ver que el elefante nos está pisando los callos y dentro de nuestras oficinas.
¿Para qué demandan poderes extraordinarios? Sin ellos ya quieren privatizar lo poco que queda del patrimonio nacional. Sin poseerlos, el sinverguenza de Jaime Quijandría, ministro de Energía y Minas sigue pugnando porque las regalías que el Estado perciba por el Gas de Camisea sean menores para favorecer a una empresa como Pluspetrol en serios problemas en su país de origen, Argentina. Carentes de esas autorizaciones, el Estado peruano rinde pleitesía vergonzosa al presidente norteamericano y ha dicho Toledo que los acuerdos de Estado no van a ser revisados o modificados en alusión a los proditores convenios de comercio con el Ecuador de 1998. La lógica apuesta a que sin tener lo que ahora piden específicamente, ya hacen lo que hacen, entonces es posible entender que mañana podrían cometer barrabasadas mayores en nombre de las facultades de que han sido investidos.
La verdad, monda y lironda, es que frente a un desgaste político inevitable y contundente, el presidente Toledo, como de costumbre muy mal aconsejado, opta por una situación de hervidero y de ascuas. Como si fuera poco lo que acontece, entonces se pone entre paréntesis y cualquier yerro a cometer, será justificado en el marco de las facultades que está pidiendo. ¿A quién o quiénes ha favorecido el coche-bomba de Monterrico? ¿No es a los que quieren un baño de sangre y a los que quieren tumbarse el fragilísimo sistema democrático?
Parece increíble que Canal 5, el sucio y maloliente escondrijo del fenicio Shulz, propale las declaraciones de bandido Fujimori. Kenya Fujimori es un cobarde, además de ladrón y miserable. Ese petimetre es digno de un aluvión de escupitajos en homenaje a la piltrafa de ser humano que es. No contento con haber esquilmado al país con una pandilla de burócratas y parvadas de gángsteres con uniforme y sotana, también ordenó asesinatos selectivos y masacres que han sido convenientemente acalladas. ¿Con qué autoridad puede hablar este pobre infeliz sobre lo que ocurre en el país que él personalmente ayudó a destruir moralmente? ¿Y Canal 5 dice que no es fujimorista y que practica la libertad de prensa? ¿Cuál libertad de prensa? Por eso he sostenido y me ratifico, que todos los fujimoristas son delincuentes escupibles. ¿Vieron al ex-parlamentario y ex-soplón del SIN, Daniel Espichán Tumay, criticando al sistema vigente y pontificando sobre la «lucha» de su gobierno contra el terrorismo? Rafael Rey es otro genízaro del Opus Dei cuya misión es blanquear a la dictadura fujimorista porque fue parte activa, él y su secta religiosa, de la misma.
El coqueteo que impulsa el gobierno con el totalitarismo es muy peligroso. Se sabe cuando comienza el baile de encarcelamientos, ejecuciones sumarias, eliminaciones sin mayor eco o conocimiento público. Lo que no se sabe es cuándo termina eso y quienes finalizan la faena, si el torero o el toro. De cualquier manera, el pueblo siempre sale empitonado por todas partes y la sangre inocente fluye manchando el experimento democrático.
¡Es hora de unirse pero no en torno a caza de brujas, sino de captura de terroristas y por eso creo que es importante que los que saben hablen y que los estúpidos esos que se creen sabios analistas y exégetas, se callen la boca, de una vez por todas!
Herbert Mujica
