CARTA ABIERTA MONSEÑOR COTUGNO: EXQUISITO POSTRE DEL DIABLO
«Me cuento entre los senadores de la República que por unanimidad votamos el
Proyecto de Ley sobre la Fecundación Humana Asistida. Sólo ese hecho, no tan
acostumbrado en el Senado (la unanimidad) es señal elocuente de que por
algún lado se extravía el Arzobispo. En tal numero de senadores hay de todo
credo filosófico y religioso.
El mensaje del Arzobispo Don Nicolás Cotugno leído el sábado y el domingo en
todas las parroquias de la capital es pecaminoso.
Cotugno pecó contra el Octavo Mandamiento (no levantar falso testimonio ni
mentir). Y, por si tamaña conducta fuera poca, incurrió en el peor de los pecados: el pecado contra el Espíritu Santo: escandalizó. Si aún no se ha confesado, vive en pecado mortal y si por desgracia fallece, Cotugno va derecho al infierno donde el demonio, gran comedor de pecadores, lo dejará para postre.
Recomendamos encarecidamente su rápida contrición y que de apuro lo
confiese algún otro salesiano (para que la penitencia le sea leve) o lo que
para nuestro gusto sería mejor, algún jesuita que le haga pagar bien cara su
temeraria conducta. Con eso no arreglará mucho el daño producido pero, como
decía (Mario) Benedetti respecto de otras cosas, ‘algo es algo’.
La grey católica montevideana ha sido vilmente engañada por su mal pastor.
Asiduo concurrente a un viejo almacén del Paseo Colón debo, sin embargo,
reconocer el formidable asesoramiento que para la redacción de este Proyecto
de Ley brindara en la Comisión correspondiente Monseñor Pérez del Castillo
al que no se refiere en su mensaje Cotugno desinformando a su gente.
Tampoco ofrece para conocimiento de sus acólitos el texto del tan calumniado
Proyecto que sin temor a equivocarme afirmo que es cristianismo desde la
primera hasta la última letra.
Y esto va dicho por un Senador que no participó en la encomiable labor llevada a cabo por otros de su mismo partido junto a senadores de todos los demás partidos.
Mucho se critica, y a veces con razón, la poca labor parlamentaria. Pero una
vez que el conjunto de legisladores se pone a pecho tremendo problema y lo
encara con seriedad admirable, cuando, además, se trata de un tema que además
de urgente y dramático no aporta caudales electorales de fácil montaje,
aparece, colgado de la cruz, un altoparlante del demonio para entrar a saco
con las causas más sagradas y las mejores conductas. Vandalismo intelectual a la hora de la mayor seriedad posible.
Durante años trabajó la Comisión de Salud del Senado de la República
recopilando asesoramientos legales, filosóficos, científicos y religiosos
de varias confesiones entre ellas la católica, para recién después elaborar
un Proyecto de Ley cuidadoso acerca de un tema que por falta de legislación
y desde que esta permitido todo lo que la Ley no prohibe, por la vía de los
más crudos hechos esta abierto a cualquier tipo de practicas. Horrorosa
latitud que este Proyecto de Ley viene a ceñir y Cotugno a prorrogar.
Se podrá tener coincidencias y discrepancias con cada uno de sus artículos,
y así se lo esta elaborando, pero resulta escandaloso impugnarlo del modo
chabacán y poco serio estilado por Monseñor en su mensaje del fin de semana.
Que los problemas internos que sufre por su frustránea candidatura a
Cardenal, los solvente en otros lados y con otros asuntos. Pero que no
mienta como miente acerca de los contenidos del Proyecto de Ley ni tampoco
escandalice grandilocuentemente en base a la desinformación.
Exhortamos humildemente a todos los demás obispos del país como así en
general a todos los miembros de la Iglesia para que conozcan directamente
tanto el texto como las versiones taquigráficas de los debates que se vienen
desarrollando en el Senado acerca de estos asuntos. Con eso alcanza y sobra
para fundamentar lo que venimos sosteniendo».
Redacción