La cueva resulta ser el cubil de una tigresa y un tigretón que aparecen más tarde medio ahogados. La tigresa obliga al soldado a mamar de sus tetas que están a punto de reventar; a cambio de ello, cura con su propia baba, que, como todo el mundo sabe, es un medicamento milagroso, la gangrenada pierna de nuestro héroe. Cuando la tigresa le ofrece un pedazo de la presa que ha conseguido cazar, el soldado ejerce sus dotes de cocinero que sorprenden y entusiasman a los propios tigres por lo que se convierte en una especie de esclavo, cocinando para ellos a todas horas. Harto de esta situación huye en un descuido y llega días más tarde a un pueblo cuyos habitantes lo reciben atemorizados primero por su aspecto semejante a la propia muerte y convencidos después de hallarse ante un loco cuando les cuenta su fabulosa aventura. La presencia de los tigres que le han seguido hasta su nuevo refugio confirma la veracidad de la historia y las dos bestias, tras el susto inicial, aprenden a convivir con los aldeanos. Pronto la gente del pueblo descubre las ventajas de tener a los tigres como huéspedes: son un arma eficacísima contra los ataques de las fuerzas reaccionarias de Chang Kai Shek, tanto es así que no dudan en disfrazarse ellos mismos de tigres para asustar aun más a sus enemigos. Los burócratas del partido quieren enviar a tan peligrosos aliados de vuelta a la selva pero el pueblo no queda demasiado convencido de sus argumentos y los tigres pasan a la clandestinidad. Los hechos les dan la razón pues su estrategia sirve todavía para la expulsión de los invasores japoneses y para vencer definitivamente al ejército de Chang Kai Shek. Los burócratas cambian sus exigencias: la expulsión de los tigres no es necesaria pero deben ser enjaulados en un zoológico. Irritados por este nuevo discurso el pueblo se sirve de los tigres para desembarazarse de sus dirigentes.
En el año 1983 se estrenó este mismo montaje, con el mismo director, el mismo actor, el mismo equipo técnico. Las razones del retorno son muchas y muy variadas pero por encima de todas ellas está la comprobada vigencia -año tras año, función a función – de un espectáculo que ha maravillado al público allí donde se ha presentado. Que los espectadores, al acabar la función, crean que los textos los adaptamos continuamente a la realidad sólo quiere decir una cosa: que nuestra sociedad se mueve en círculo y que repetimos constantemente los vicios de los cuales, encima, nos gustaría reírnos. Reír, sí. Reír de las mismas cosas que en 1983 y no podréis creer que esto fuera escrito entonces. No es nostalgia, hermanos. Es que aún no hemos aprendido a solucionar un montón de cosas . Pero al menos podemos reír. Hacer butifarra a los dogmáticos, escandalizar a los integristas, disgustar a los neoliberales y advertir entre bromas y veras que la manera de romper el círculo es un no abandonar nunca, no delegar nunca…
Manel Barceló
Autor que llega al gran público
Darío Fo nació el 24 de marzo de 1926 en Varesse, al norte de Italia. Fundó en 1957 su primera compañía, denominada «Franca Rame y Darío Fo», con la que comenzó a montar numerosos espectáculos en la línea de la Commedia dell’Arte. Sintiéndose «esclavo de la burguesía», en 1968 replanteó su actividad y formó el grupo «Nuova Scena» con espectáculos encaminados hacia la revalorización de la cultura popular, como «La Comuna» con el objetivo de hacer un teatro auténticamente popular crítico y social.
Participó desde entonces en numerosas manifestaciones y pronunciamientos. Ha escrito y llevado a escena piezas inspiradas en temas de contestación extraparlamentaria como «Morte accidentali di un anarchico» (1970) No en vano se le ha calificado como el «maestro de la provocación». Procesado cuarenta veces por «delitos de opinión», Fo fue censurado por la cultura oficial y perseguido por la derecha, hasta el punto que su esposa Franca fue víctima de un secuestro en la década de los setenta, por parte de una banda fascista.
El objetivo de Fo, más allá del propio espectáculo, es que se celebre un debate a su término, pero no centrado en su desarrollo, sino en los problemas del público y de la sociedad contemporánea.
Algunas de sus obras son: «Pum, pum ¿chi Ë? La Polizia» (1972) «Non si paga, non si paga»(1974), «Fanfani rapito» (1975), «La Marijuan della mamma è la più bella» (1976), «La tragedia di aldo moro» (1979), «Il Fabulazzo osceno» (1982), «Il Braccto» (1989), «Il Papa e la strega» (1990)
En octubre de 1997 se le concede el Premio Nobel de Literatura
«La mitad de este premio es de mi mujer. Y no sólo por el apoyo moral que me ha dado siempre en estos años. Con otra mujer no habría podido hacer todo lo que he hecho. Su ayuda profesional ha sido insustituible».
Si alguien merece el epíteto de bufón en el sentido justo de la palabra, ese es Darío Fo. Con una mezcla de risa y seriedad, él abre nuestros ojos a los abusos e injusticias sociales, y hacia la perspectiva histórica en la cual puede situarse.
Recordatorio:
SANT ANDREU TEATRE
C/Neopatria, 54
BCN
Tel. 93 345 79 30
7, 8 y 9 de noviembre 2003
Viernes y Sábado, 22 h. Domingo, 18 h.
Precio único: 12 €
Venta de entradas en Servicaixa de La Caixa y 902 33 22 11, 1 hora antes, taquillas del teatro