La explicación de este extraño fenómeno político puede encontrarse en la foto del nuevo Consejo de Administración y Comisión de Control de Ibercaja plagada de políticos jubilados y políticos en activo de segundo orden, por lo general sin ninguna preparación en las cuestiones bancarias y del sistema financiero, y cuya actuación en la Caja es completamente desconocida para los aragoneses. El engrase de esta maquinaria de consenso tan perfecta quizás deba encontrarse en el hecho de que la gran caja aragonesa maneja más del 40% del dinero aragonés, muy por encima en la región de cualquiera de los grandes bancos y cajas españolas.
Sin embargo, los problemas de los usuarios y clientes en los que Ibercaja es la entidad financiera más reclamada dado su carácter cuasi-monopolista en Aragón no han tenido jamás eco en los órganos de gobierno de la caja, tanto por la notoria representación política, como por los supuestos representantes de los clientes, que oficialmente tienen hasta el 40% de la representación de los órganos de gobierno de la Caja y sin embargo son completamente desconocidos por los millones de clientes de Ibercaja. Porque la gran tarea pendiente de Ibercaja y de otras Cajas de Ahorros populares sigue siendo la de la democratización y transparencia, que pretendía la ley 31/1985 y las leyes aragonesas de Cajas de Ahorros. Después de 20 años de leyes democráticas de Cajas de Ahorros, en Ibercaja los Reglamentos de inspiración pre-democrática impuestos por Martínez Candial originan una representación manipulada de los clientes que impide su presencia a cualquier organización de consumidores y usuarios que represente algo entre la clientela y sepa llevar a esos órganos una voz independiente de los verdaderos dueños de la Caja, que no son otros que el más de millón de aragoneses que tenemos depositados en ella nuestros ahorros.
El Sr. Pizarro, que ha organizado en secreto su propia sucesión y continuidad obtiene para su maniobra el «silencio de los corderos» o la complicidad de la instituciones aragonesas después de haber ejercido su cargo como «reina madre» de los lobyes políticos y económicos que manejan Ibercaja, imponiendo como sustituto a uno de los representantes de los altos dirigentes de la Caja que la usufructúan como si fuera un banco de su propiedad. También es conocido el gran mérito del Señor Pizarro como verdugo de la libertad de expresión, logrando hacer que en su mandato la gran mayoría de los medios de comunicación hayan pasado a ser propiedad o tutela de Ibercaja. Con el nombramiento de Amado Franco como Presidente de Ibercaja se confirma la oscura endogamia que caracteriza a la mayor parte de las Cajas de Ahorros. El mayor mérito de Amado Franco, flamante nuevo Presidente, ha sido el de doblegarse mansamente durante años, primero a Sancho Dronda, después a Martínez Candial y finalmente al Sr. Pizarro hasta conseguir, con dudosa legalidad, puesto que los empleados en la tradición y normativa de las Cajas no podían pasar al gobierno de las mismas hasta después de un periodo suficiente de su desvinculación como empleados, aspecto este completamente razonable y esencial para la transparencia y finalidad social de las Cajas de Ahorros.
Renglón a parte merece el ilustre Sr. Aguirre, nuevo Director General, naturalmente endogámico, como todos, uno de cuyos grandes méritos consistió en la creación de la aseguradora «Ibercaja Vida», operación que llevo a cabo mediante el trasvase mediante engaños de los ahorros que más de 100.000 aragoneses tenían en Intercaser-Ibercaja en un verdadero atraco de cuello blanco que originó a estos y a la Comunidad Autónoma pérdidas de varios miles de millones de Euros.
AICAR-ADICAE