«Cuando, por la noche, empezaron los VOR 70 a cabalgar con olas y vientos de hasta 40 nudos la realidad se tornó dura, mojada y dramática, tal como son las regatas oceánicas a este nivel y que sólo los que están encima de un barco de estas características saben.»
«Una ola que sumerge el barco me arranca del timón y me quedo colgado del arnés, no puedo respirar, creo que me he roto algo pero no se exactamente el qué, me duele la cabeza, las costillas y durante unos minutos me sale agua salada por la nariz. Me desconectan del arnés mientras Neal MacDonald sujeta el timón para que el barco no se vaya desbocado de su rumbo. Oigo que me preguntan si estoy bien pero no puedo hablar, ni respirar. Poco a poco me voy recuperando de todas las magulladuras. Creo que la peor es el dedo de la mano izquierda. Me lo miran y parece que está roto, me lo inmovilizan y a seguir, que aquí no ha pasado nada. Otra clavada en una ola y esta vez les toca a otros dos tripulantes. Uno sale literalmente barrido hasta la popa del barco y el otro se da un fuerte golpe en la cabeza con una certera ola que le da en lo pies como si de un luchador de taekwondo se tratara.
En mi vida había visto unos barcos tan difíciles de controlar y aquello que tantas veces me repito de que para quedar primero, primero hay que acabar.»
«Físicamente estamos muy cansados y empezamos a tomar vitaminas y reconstituyentes para poder seguir con fuerzas la lucha con los demás barcos.»
Está será la sexta vuelta al mundo para Guillermo Altadill quien ya ganó en dos ocasiones la vuelta al mundo sin escalas: The Race, con Club Med (2001) y con Cheyenne (2004).
Su web personal es http://www.guillermoaltadill.com