Con un piso nuevo y teniendo a su disposición una furgoneta también incautada, Batignole inicia una relación más estrecha con los alemanes. Todo parece ir bien, hasta que un día, justo cuando está ofreciendo una fiesta en su casa para los alemanes, toca a la puerta una inesperada visita…
Se trata del pequeño Simon Bernstein, quien ha logrado escapar y vuelve a casa, donde espera reencontrarse con su familia. Edmond Batignole no halla la forma de hacerle entender que ya no puede vivir allí.
El niño insiste y Batignole no tiene otra opción que esconderlo en uno de los cuartos de servicio… Consciente del peligro, el comerciante acepta dejarlo sólo una noche. El pequeño se quedará allí más tiempo y poco a poco se establecerá entre ellos una relación de complicidad y rivalidad, pues el niño exige explicaciones a Batignole, a quien considera el delator de su familia.
Con la intención de deshacerse del pequeño sin tener que entregarlo a los nazis, Batignole llegará a hacer cosas inimaginables… Decide proteger a las dos primas de Simon y en compañía de los tres niños emprende una aventura en la que más de una vez, su propia vida estará en juego.