Jueves por la mañana en Wilby. A Dan Jarvis (James Allodi) un canadiense continental desplazado a la isla y dueño del videoclub local, se le ve visiblemente preocupado en el momento en que empieza a subir a un pequeño puente que cruza un río turbulento, a todas luces decidido a poner fin a su vida. Pero, antes de que pueda dar ese paso tan decisivo, aparece Duck MacDonald (Callum Keith Rennie). Duck, nativo de la isla, nacido y criado en ella, y hombre de pocas palabras, es un conocido haz-me-lo-todo local. A Duck no le convence la explicación de Dan, que se precipita a decirle que subía al puente para hacer un poco de ejercicio.
Ante ese frustrado intento de suicidio, Dan sigue su camino, dejando a su vez que Duck siga con el trabajo que iba a realizar sobre el puente: desplegar una enorme pancarta que dice “Wilby Wonderful”, para anunciar las inminentes fiestas locales. Dichas fiestas son obra del ingenio de Carol French (Sandra Oh), inmobiliaria indomable y voluntaria profesional. Al igual que Dan Jarvis, Carol no es nativa de la isla, pero ha puesto todo su empeño en llegar a entrar en los círculos más exquisitos de la élite de Wilby. Todavía no lo ha conseguido del todo. Su maniobra más reciente ha sido vender la vieja casa señorial de su recién fallecida suegra al alcalde, el muy amable, Brent Fisher (Maury Chaykin), a quien le encantan todos los fastos que van con el cargo.
El marido de Carol, Buddy French (Paul Gross) podría ayudar a Carol a allanarle el camino hacia la élite local, pero, como miembro del cuerpo de policía e hijo del hombre que llegó a la isla hace 150 años y la fundó, Buddy no encuentra nada interesantes a Brent y sus compinches. Peor aún, Buddy está empezando a pensar que ese empeño de Carol por entrar en la élite de la isla sólo la está convirtiendo en una extraña. Carol lo intuye pero el temor a que su matrimonio pueda irse al garete sólo la empuja a apostar incluso más fuerte.
Buddy teme lo mismo que Carol en cuanto a su matrimonio, pero sus temores sólo le empujan hacia los brazos de Sandra Anderson (Rebecca Jenkins), esperanzada y dispuesta. Buddy y Sandra se conocen desde el instituto pero en aquella época se movían en círculos distintos. Sandra es una auténtica chica de la isla, de risa fácil y con unas enormes ganas de vivir. Sólo hace poco que ha vuelto a Wilby, tras pasar muchos años en tierra firme canadiense. Se ha hecho cargo del Iggy’s, un café local, otrora muy popular, pero ahora bastante abandonado. A pesar de sus buenas intenciones, no ha conseguido que la cocina llegue a servir más que café y dónuts.
La verdad sea dicha, Sandra no está segura de que Wilby le convenga. Su principal motivo al volver a la isla ha sido ofrecer a su hija adolescente (Ellen Page) la posibilidad de una vida más sencilla. Emily, sin embargo, piensa que el verdadero motivo tiene más que ver con el hecho de que, en todos los pueblos y ciudades de la tierra firme canadiense, su madre se haya acostado con todo quisque.
Emily, por su parte, está a punto de iniciar un romance; romance que, según cuenta a su madre, “no tiene nada que ver con el sexo”, aunque su novio, Taylor (Caleb Langille) igual no está tan de acuerdo con eso. A medida que transcurre el día y el jueves por la tarde se convierte en jueves por la noche, vamos indagando en la verdadera lección de sencillez que aprende Emily; lección que pasa por Duck, que, a su vez, nos lleva a Dan Jarvis, que, como descubrimos, está involucrado en el escándalo que amenaza con hacer volar por los aires la esencia de la vida de la isla de Wilby tal como la hemos conocido hasta ahora.
NOTAS DE PRODUCCIÓN
Wiby Wonderful reúne un conjunto auténticamente estelar de los mejores talentos de Canadá: James Allodi, Maury Chaykin, Paul Gross, Rebecca Jenkins, Sandra Oh, Ellen Page y Callum Keith Rennie. Se trata de la segunda colaboración para largometraje entre la productora Camelia Frieberg, la co-productora Sherrie Jonson y el director-guionista nacido en Cabo Breton, Daniel MacIvor. La película está financiada por Telefilm Canada, Astral Media The Harold Greenbug Fund, Nova Scotia Film Development Corporation, CHUM Television, CBC, The Movie Network, Movie Central (A Corus Entertainment Company) The South West Shore Development Authority y el Shelburne Film Production Centre, The Nova Scotia Film Industry Tax Credit, el Gobierno de Ontario, el Ontario Film & Television Tax Credit y el Canadian Film or Video Tax Credit. Mongrel Media lleva la distribución en Canadá.
Para Daniel MacIvor, Wilby Wonderful es una historia tierna e íntima; una película de esperanza, una película sobre la importancia de creer que vivimos en un mundo de creación, y no de destrucción. De hecho, creamos ese mundo a fuerza de creer en él. “Se trata de una manera más compleja de ver las cosas, y es una película sobre la capacidad de reflejar las cosas e invertirlas,” dice MacIvor. “Si permitimos que nuestras vidas sean simplemente el reflejo de las percepciones que los demás tienen de nosotros, ese reflejo se invierte, puede invertirse, y nos lleva a dar pasos mal dados, a tomar elecciones equivocadas. Pero en el mundo en el que yo aspiro vivir, incluso las malas elecciones pueden llevarnos a cierto grado de comprensión de las cosas. A veces todo termina al revés, pero, como dice la película, recorrer el camino al revés puede, a veces, ser lo mejor.”
MacIvor y su socia de toda la vida, la co-productora Sherrie Jonson, fueron a ver a la productora Camelia Frieberg con uno de los primeros borradores del guión de Wilby Wonderful. Los tres acababan de trabajar juntos en Past Perfect, que había sido una experiencia positiva e inspiradora, y les apetecía volver a trabajar. “Daniel es un colaborador, pero al mismo tiempo tiene opiniones muy fuertes,” dice Frieberg. “Le gusta oír lo que piensan los demás, y luego rechazarlo si no le funciona. Eso es algo que debería poder hacer cualquier director que se precie. Lo bonito es que Daniel sabe valorar y respetar lo que aporten los demás, y todos los miembros de su equipo lo perciben.” La co-productora Sherrie Jonson añade, “Daniel es increíblemente eficaz; además de muy rápido y prolífico. Es un gran colaborador. Todo lo que ha aprendido en el teatro en los últimos once años lo ha sabido llevar al cine. Se ha ido puliendo a sí mismo, y ha ido puliendo su trabajo, y eso es un proceso increíble.”
Desde que los tres decidieran trabajar juntos en Wilby Wonderful se han escrito otros doce borradores del guión. MacIvor es un director a quien le encanta escribir. “Una de las cosas que he sabido aprovechar de mi trabajo en el teatro es la importancia de la fluidez en el argumento y en el guión. Ningún elemento es demasiado pequeño para ser considerado esencial, y ningún elemento demasiado importante para no ser eliminado. Hay que saber evolucionar con la historia a medida que la historia va evolucionando.” Pero a la hora de rodar eso no significa en absoluto que hagamos eso de ‘siempre se puede tirar el guión e improvisar’. “Nos apegamos al guión, aunque es más que probable que haya cambiado mucho del día anterior.” Explica MacIvor “Sigo escribiendo durante el rodaje. Mientras los actores acepten los cambios, yo les daré cambios. Intentamos que el guión tenga siempre vida, que esté respirando todo el rato durante el rodaje; procuramos siempre llegar a la historia subyacente y sacarla a relucir.”
Uno de los retos que MacIvor se impuso a sí mismo era que la historia transcurriese en un período de veinticuatro horas. “Me interesa el tiempo, y lo que significa el tiempo. Eso viene de mi trabajo en el teatro, que es un medio basado en el tiempo. Past Perfect se desarrolló en dos días, aunque con dos años de diferencia; Wilby transcurre en 24 horas. Para mí el tiempo siempre tiene que figurar, y mucho. 24 horas es un período interesante porque, para que todo parezca plausible, las revelaciones y los cambios tienen que ser suaves, pequeños: decidir irse o quedarse; decidir intentarlo o no.”
Otro reto que se planteó, y que supo afrontar con creces, fue lo que exigían varias líneas argumentales. “Eso, lo impuse como reto para mí mismo. Past Perfect era básicamente dos actores y dos localizaciones. Wilby no puede estar más alejado de ese planteamiento. Pero, de hecho, la batalla de las distintas líneas argumentales se ganó con el reparto que conseguimos. Dios no hubiese hecho un casting mejor para esta película.”