Pero en esta situación de vida o muerte, la sabiduría es poder, y cualquiera de estos hombres podría estar exagerando su falta de memoria para mejorar sus posibilidades de supervivencia. Se presenta en el Festival de Cine de Sitges, en la sección "Premiere" el martes 10 de Octubre en el Auditorio a las 23:15h. y el miércoles 11 de Octubre a las 22:45 en el espacio El Retiro. Su estreno en cines comerciales está previsto para el 22 de Diciembre de 2006.
Desde la perspectiva narrativa, la historia se centra en el primer hombre que se despierta, al que se conoce enigmáticamente como “Chaqueta Vaquera" por la ropa que lleva. Quiere sobrevivir y a la vez mantenerse fiel a lo que él considera su naturaleza de buen hombre. De alguna manera sabe que no es el tipo de persona que se vería envuelta en una situación de este tipo. Los realizadores consiguen poner al público de parte de “Chaqueta Vaquera” utilizando unos evocadores recuerdos de lo que parece ser su hijo muriéndose en sus brazos. Esta triste pérdida nos compele a ponernos de su lado, a pesar del misterio que rodea su identidad y motivaciones.
A medida que va tomando forma el frustrado secuestro que ha convertido a estos hombres en rehenes, "Chaqueta Vaquera" parece transformarse en protagonista. Es el más fuerte y el más capaz, el que puede liderar a los otros para sacarles de esta trampa mortal. Aparece como un hombre cuyos valores morales le impedirían orquestar este crimen. De nuevo, la historia da un giro: “Chaqueta Vaquera” es en realidad Mitch Wozniak, un policía de incógnito que se ve envuelto en el mundo criminal tras la terrible pérdida de su hija. El inmenso vacío provocado por su muerte le llevó a involucrarse en un secuestro, pero su verdadera naturaleza impide que se convierta en un monstruo, al contrario que los otros raptores.
El escenario principal de la historia es un enorme almacén químico. Apartado de miradas indiscretas, este local industrial está dotado de altas medidas de seguridad. Nadie puede entrar ni salir sin que lo permita la persona que dirige la operación. Las ventanas están abiertas, pero bloqueadas por gruesas rejas. Las puertas son de acero pesado, y están equipadas con una cerradura de seguridad electrónica que necesita un código para abrirse. Las únicas ventanas que no tienen rejas son tan pequeñas y están tan altas que es tremendamente arriesgado intentar escapar por ellas, sobre todo teniendo en cuenta la embriaguez química que sufren todos los personajes. De hecho, su prisión, el espacio industrial abandonado, realza la sensación de desazón que domina la historia.
El aspecto desolador y sombrío del interior del almacén, con su estructura prácticamente ruinosa, se enfatiza con los tubos fluorescentes, los ladrillos gastados, la argamasa que se desmorona y las paredes descascarilladas. Lo más cercano a un armazón, el edificio envuelve la acción y supone una amenaza constante, encerrándoles hasta que aparezcan los temidos villanos.