Raimon Bundó ha jugado magistralmente en su desfile con el concepto “Renacimiento”, mandándonos un mensaje subliminal sobre la filosofía de su marca para que la comprendamos, por una parte, y haciendo alusión directa en su tendencia de moda a la temática más purista de esa época, por la otra.
Lejos de atrincherarse en la costura como único elemento de valor, aunque también lo sea, Bundó mantiene viva cada temporada su obsesión por la innovación en el diseño, por adaptarse a las nuevas tendencias, y sobretodo, por escuchar muy atentamente lo que los nuevos consumidores desean. La firma renace cada año y su originalidad parece no tener límite. Sorprende su línea ascendente en este sentido, que no ha presentado ni un decaimiento, mientras la que representa a la calidad se mantiene firme y uniforme desde su fundación, aunque su “background” en la moda nupcial pudiera justificarlo.
El arte, la belleza y la sensibilidad del Renacimiento italiano han inundado, de la mano de Raimon Bundó, una pasarela que no ha necesitado de ‘celebrities’ adheridas para levantar pasiones. Los aplausos se producían en cada aparición de las maniquís; un fenómeno que, aunque pueda parecer lo contrario, no se produce habitualmente.
Con referentes tan ilustres como Botticelli, Leonardo Da Vinci, Rafael o Miguel Angel y un colorido sutil a base de tonos pastel mezclados con blancos rotos en versión de múltiples texturas, la colección para la novia de la próxima temporada 2008 de Bundó es simplemente “sublime”; digna de de la mujer más exigente, exquisita, femenina, enigmática y seductora que por un día juega a la melancolía.
Con un denominador común, los diferentes tipos de tul presentados en una atractiva gama de tonalidades marfil envejecido, en esta colorista colección destacan también los volúmenes, aplicados en mayor en mayor o menor medida; las cinturas impecablemente trabajadas en las que a veces se aplica un finísimo cuero que rompe con lo tradicional y, como no, los elegantísimos estampados, algo a lo que Bundó ya nos tiene acostumbrados, pero es que en esta ocasión ha rizado el rizo. Magistral.
Raimon Bundó cree en lo que hace y ha conseguido dominar los resortes de la Alta Costura para novias como muy pocos, por lo que sólo le queda “renacer” tras cada una de sus magníficas colecciones. Un renacimiento en el que se puede permitir libertades vetadas a otros, a aquellos prisioneros de su propia falta de excelencia. Bundó no rompe moldes. Simplemente no los tiene.
Gema Castellano