Aquel desfile mítico de Elena Miro, que registró “over-booking”, dejó “boquiabiertos” a todos aquellos que abogaban por la teoría de que el espectáculo resultaría esperpéntico o de mal gusto y consolidó a la de Milán también como la Pasarela innovadora que consiguió aunar en un mismo certamen todas las necesidades del mercado del ‘fashion-design’. Sin profundizar demasiado en la polémica de la masa corporal, un tema que, sin embargo, preocupa mucho a la alcaldesa de Milán, Letizia Moratti, debido a que su ciudad registra el mayor número de casos de anorexia de toda Italia, la Pasarela por excelencia recibe con el mismo boato a Naomi Campbell que a Crystal Reen, musa de la firma Elena Miro, descubierta por Jean Paul Gaultier.
Ahora Elena Miro tiene el privilegio de abrir la Pasarela de Milán-Mujer donde se presentan las colecciones de los más prestigiosos diseñadores del mundo, y lo hace en honor a su concepto de belleza, las “donnas” amadas por Botticelli y Rubens; con colecciones exquisitas, modelos especialmente seleccionadas, algunas de la prestigiosa Agencia Ford; y con bombones, para que los complejos desaparezcan.
Alrededor de mil personas y periodistas procedentes de 42 países -de nuevo se sobrepasaron las dimensiones del recinto ferial- esperaban el pasado sábado a las once de la mañana el desfile de Elena Miro, que abría la edición de la Pasarela de Milán donde se presentarán todas las propuestas primavera-verano 2008 de diseñadores como Gianfranco Ferre, Frankie Morello, Giorgio Armani, Moschino, Blumarine, La Perla, Missoni, Iceberg, Prada, Roberto Cavalli, Gucci, Alberta Ferretti o Max Mara, entre otros, y que comenzó con media hora de retraso. Todo un espectáculo largamente aplaudido por el exigente público milanés al que también asistió el mítico actor Jean Carlo Giannini, protagonista de film de Luchino Visconti “L’Innocente”, quien en su día conquistó a musas cinematográficas como Romy Schneider o Claudia Cardinale.
Elena Miro apuesta en esta ocasión por una mujer voluptuosamente seductora y “chic” que se deja acariciar por sedas, rasos, encajes de chantilly y cady fluidos. Los colores vivos, los reflejos de platino, los bordados de lentejuelas o los cuellos forrados con cristales de Swarovski iluminan los vestidos, cuyo corte sigue la forma de la figura incorporando los volantes en las mangas para dar un toque romántico.
Glamour y sofisticación que se intensifica con unos complementos, zapatos-joya y bolsos-estuche, que ponen el punto de lujo a una colección impecable y de absoluta tendencia. Creaciones exclusivas de la diseñadora Elena Miroglio, hija de Carlo Miroglio, absolutamente incorporada en la compañía familiar con dimensiones de multinacional.
Cincuenta y dos años han pasado desde que Giuseppe Miroglio, fundador del Grupo Miroglio, creara la empresa Vestebene, la división de ropa de la compañía. “El 80% de las americanas visten prendas confeccionadas en serie, en Italia sólo el 10%. El mercado está libre”, aseguraba Giuseppe. Esta apreciación sobre la realidad de sector lo llevó al éxito. En los años ’70, Carlo y Franco Miroglio, hijos de Giuseppe, iniciaron la expansión internacional aplicando una estrategia de adquisición de marcas y la apertura de nuevos establecimientos.
Hoy Vestebene agrupa dieciocho firmas de moda femenina entre las que se encuentran Caractère, Motivi o Elena Miro, que registró una facturación durante el pasado ejercicio 2006 de 160 millones de euros mediante sus 220 tiendas propias, 1.500 clientes multimarca y 200 corners. El 30% del mercado de ropa femenina lo monopolizan las mujeres que usan tallas superiores a la 46 y en este sentido los herederos del emporio fueron tan visionarios como el fundador.
El Grupo Miroglio facturó en 2006 más de un billón de euros, de los cuales 700 millones de euros corresponden al negocio de ropa. Cuenta con 1.200 tiendas monomarca y más de 11.000 clientes en todo el mundo. Fabrica unos 18 millones de piezas al año y con su firma Elena Miro ha conseguido dignificar la moda de tallas grandes incluyéndola en el circuito de desfiles más prestigioso del mundo. Todo un éxito de imagen de marca que el Grupo Miroglio refuerza con apuestas arriesgadas, en unas colecciones serias y absolutamente adaptadas a la fisiología de una consumidora ‘fashion-victim’ que no cuenta con demasiadas opciones.
Gema Castellano