La prensa española de lo social, en pleno, se preparaba días antes de la celebración del anunciado evento para cubrir la rueda de prensa y posterior cena-fiesta a la que asistiría la nueva musa de “Woody Allen” y los teléfonos de los organizadores echaban chispas ante la masiva llamada de aspirantes a tan nutrido ‘photocall’.
Carlos Martorell, encargado del protocolo y organización de la fiesta, reconocía que “esto es una locura”. A la expectación creada por Penélope, no tanto por Mónica, había que unir la coyuntura de que Ibiza ya está llena de famosos, famosillos, personalidades del deporte, el cine, la TV y otras materias; aristócratas, ‘fashionables’ y ‘socialites’ dispuestos a divertirse; y ya ven.
En esta ocasión, hacerse con el mejor elenco en asistencia no era difícil, más bien, el ‘over booking’ estaba garantizado. Y sucedió. Más de 250 invitados a la cena y otros 200 que se apuntaron a la posterior fiesta casi acaban con el glamour que caracteriza al Atzaró, gestionado por Victor Guach y Philip Gonda, uno de los hoteles-Spa más “cool” de la isla.
En la acalorada rueda de prensa las hermanas Cruz no dijeron mucho, porque “de sus vidas privadas no hablan”. Sí lo hicieron sobre la colección, de la que Mónica afirmó que es “todo muy vintage, y puede abarcar cualquier tipo de mujer, desde la joven de 16 años a la mujer de 40, o para ir a la oficina, etc.” Penélope, muy cómplice de su hermana, insistió en que “toda la colección tiene un toque muy vintage. Algunas ideas las hemos sacado de libros de los años 50 y 60, libros de cine, cosas que han llevado algunas de nuestras actrices favoritas en la calle, en su trabajo, en los estrenos, etc.” “Ha sido un trabajo mitad y mitad; la hemos hecho entre las dos. Nos conocemos mucho y casi nos comunicamos sin palabras”. De riguroso negro y compartiendo zapatos, los que primero lució “Pe” en una aparición posterior los llevaba “Mo”, demostraron que lo de una es de la otra, menos la fama, claro.
Isaac Andic, fundador de la firma Mango a mediados de los años ’70, llegó a la cena del brazo de “Pe” y “Mo” cuando los invitados llevaban esperando tres cuartos de hora. Allí se encontraban ya S.A.R María Gabriela de Saboya y los aristócratas el Marqués de Dampierre, las Princesas d’Aremberg, Loretta Wittgenstein, Carla Royo Villanova, esposa de Kubrat de Bulgaria; los Duques Leopoldo y Silvia Serra di Cassano; Jacqueline y Eduard, Condes de Ribes o María García de la Rasilla, esposa del Príncipe Konstantin de Bulgaria.
También asistieron Gisela Rich, esposa del magnate Marc Rich, propietario del malogrado “Prestige”; Pál y Nagybocsa Sarkozy, padres del presidente francés pertenecientes a la pequeña aristocracia húngara aunque sin título o el Duque de Feria e hijo de la ex modelo Nati Abascal, Rafael Medina, acompañado de su hermano Luis, a quienes les tocó hacer los honores a Pierre Casiraghi, hijo de la Princesa Carolina de Mónaco, de visita placentera en la isla durante estos días.
Durante la cena y la posterior fiesta, ¡no photos, no comment!. La situación olía a exclusiva porque la categoría de los invitados y la magnitud del “sarao” daban para ello. En pocas ocasiones, desde la época dorada de Marbella, se consigue reunir a tanto “ilustrísimo del colorín” en tan pocos metros cuadrados luciendo bronce y modelos de postín.
Páginas y más páginas de fotos para un reportaje de verano de esos que prestigian y resucitan el término “Jet”, a la vez que recuerdan tiempos gloriosos para unos y otros que no volverán. Y es que ahora todo es distinto. A la información le da por fluir y no hay quién la pare. Ya quedan pocos portavoces oficiales, porque el público busca no una, sino mil maneras honrosas, de saber cómo y qué pasó.
Juan Suarez, excelente profesional del Diario de Ibiza, acostumbrado a cubrir mil y una fiestas de esas que sólo la isla blanca es capaz de soportar y a bregar con los personajes más dispares, ha tenido la habilidad de captar la magnitud de un evento que, por su belleza plástica, la importancia mediática de los invitados y la categoría de la empresa anfitriona, no se merece ser reducido a un simple e impersonal ‘photocall’. Gracias a él podemos contarles que Pierre Casiraghi tuvo como compañeros de mesa a Jonathan Andic, hijo de Isaac Andic;
a Luis Medina y a la modelo Laura Sánchez inseparable de su marido Aitor, entre otros jóvenes; que Massiel cenó con Carmen Manzano, Rafa Medina, el cantante Antonio Orozco y la actriz María Botto; o que Carlos Goyanes, Cari Lapique, Cayetana Guillén Cuervo, Carla Goyanes, Carles Sans, Lorena Sagliocco y Jane Schinder eran algunos de los comensales en una mesa de trece, de la que ángel Nieto, al parecer supersticioso, huyó.
La mesa principal, decorada, al igual que las demás, por el artista ibicenco Toni Riera, la ocuparon las hermanas Cruz y su madre, Encarna; el anfitrión, Isaac Andic; Marta Sánchez, Nati Abascal, Boris Izaguirre, Ana García Siñériz, Eugenia Martínez de Irujo e Isabel Sartorius, entre otros.
Vicky Martín Berrocal, de blanco, en contraste con la mayoría de invitadas que optaron por el negro, estuvo acompañada en todo momento por su novio, Israel Bayón, y todos disfrutaron de una soirèe memorable en la que no faltaron ni la música disco a cargo de los dj’s Joan Ribas y Donna de Cruz, ni los diferentes espectáculos y la música en directo a cargo del grupo Palo Santo. En definitiva, una noche brillante para la imagen de una compañía cuyas ventas superan los 1.200 millones de euros y ya es, después de Zara, la primera empresa exportadora de textil en España y una de las más importantes del mundo.
Gema Castellano
Links Relacionados Informativos.Net:
MANGO PRESENTA SU COLECCIóN PARA EL INVIERNO 2008 Y A LOS FINALISTAS DEL MANGO FASHION AWARDS martes, 08 de mayo de 2007 |