236
Habiendo aceptado la apuesta, François derrama ingenuamente algunas lágrimas sobre su agenda de contactos intentando encontrar entre estos alguien que encaje en ese importante papel de mejor amigo. Moviéndose por Paris, François se encuentra con un taxista llamado Bruno que habla sin parar y que posee un gran corazón. Su simpatía y sencillez chocan con el temperamento de François, pero éste envidia la facilidad del taxista para tratar con la gente.
François convence a Bruno para que le enseñe a “hacer amigos” y conseguirlo aprendiendo las tres “s” -sociable, sonriente y sincero- sin embargo esto no es tan fácil.
¿Es la respuesta al problema de François sentarse junto a él en el taxi?