SOBRE LA PELíCULA
«En Las Vegas puedes convertirte en quien quieras», afirma Robert Luketic, director de la película. «Los genios del MIT se convierten en estrellas de rock. Se les dan las claves para llegar a Las Vegas. Tienen acceso a muchas cosas que los demás sólo podríamos soñar.»
«Me llamó un tío y me dijo: "Hola, soy Dana Brunetti, y tengo a Kevin Spacey esperando al teléfono". Y yo dije sí, claro. Me apunté su número y le dije que ya le llamaría. A continuación busqué en Google "Dana Brunetti", ¡y resultó que trabajaba de verdad con Kevin Spacey! Brunetti y Spacey adquirieron poco después los derechos sobre el artículo.
Cuando el libro de Mezrich llegó a las librerías se convirtió en un fenómeno, que permaneció en la lista de los más vendidos 59 semanas y vendió 1,5 millones de ejemplares. Traducido a doce lenguas, el libro continúa registrando unas ventas espectaculares.
Ma visitó el set de rodaje en numerosas ocasiones, tanto en Vegas como en Boston, e incluso hace un cameo como repartidor de cartas de black-jack en la película. «Es una historia que todo el mundo querría que le pasara», dice Ma. «Todo el mundo quiere ser esa persona que gana en Las Vegas, que consigue llevar ese estilo de vida».
El equipo del MIT cambió la vida de Ma, no sólo mientras perteneció a él, sino para siempre. «Creo que mucha gente se dedica a trabajos que no les gustan sólo por el dinero», dice. «Gracias al black-jack, yo nunca tendré que hacer un trabajo así. Tuve dinero suficiente para hacer todo lo que quería, como entrenar al waterpolo y después crear una empresa de deportes. Nunca tendré que aceptar un trabajo que no me guste sólo por el dinero. Y ése es el mejor regalo que el black-jack me ha dado».
«Yo había dirigido varias comedias románticas y me apetecía mucho intentar algo diferente», confirma Luketic. «Con todo lo que 21 Black Jack podía ofrecer –momentos de alta tensión, conatos de accidentes, y la fantasía hecha realidad de dar a Las Vegas un poco de su propia medicina– me pareció una oportunidad fabulosa».
Kate continúa diciendo: «Robert tiene un gran sentido del humor. Cuando estoy con él, me parece que puedo probar cualquier cosa, y no es algo que me pase con todo el mundo».

