Obama volcó su precampaña en la Red y los dividendos que está recogiendo son harto rentables: una gran mayoría de jóvenes estadounidenses, entre dieciocho y treinta y cinco años, cree a pie juntillas todo lo que dice el líder afroamericano; hartos, muy hartos de unos políticos cuyo discurso continúa basado en el ejercicio de la fuerza y en la certeza de que la Unión debe ejercerla para seguir liderando el Mundo. Obama habla a los ciudadanos de sus necesidades, de sus inquietudes y ofrece soluciones.
Pero no está descubriendo nada nuevo, simplemente basa su campaña en el sentido común; el mismo que le dice que los jóvenes, base de su carrera ascendente, ya no creen en los políticos rencorosos; el republicano McCain lo tiene difícil, que no imposible, por aquello de haber pasado una buena temporada prisionero bajo la custodia de los vietnamitas y se supone que algo le habrá quedado en la trastienda de su cabeza. Política del palo y tentesieso, de la Biblia, del ojo por ojo y diente por diente, del ataque y la defensa, de la guerra, de las decenas de féretros con la bandera de las barras y estrellas aparcados en las pista de aterrizaje de los aeropuertos, día sí y día también.
Obama es un nuevo líder; joven, vigoroso, demócrata e internauta. Porque la Red es su medio. Su mensaje positivo, con mucho sentido común pero que no dice nada nuevo, un mensaje sencillo, casi carente de contenido, cala con profusión entre los cibernautas que quieren el discurso fácil, sencillo, ramplón, insustancial y rápido. ¿En verdad cambiará la política guerrera de los EE.UU en el mundo?, más nos valdría a todos que los yanquis lo intentaran. Pero mucho me temo que la fuerza de los lobbys, de las grandes multinacionales y los compromisos internacionales dejen las promesas en agua de borrajas si Obama consigue su objetivo final: ser presidente de los Estados Unidos de América. ¿Al Gore daría conferencias contra la polución y el medio ambiente si Bush no le hubiera ganado por la mano?.
Aldus Huxley, en su obra Un mundo feliz ya temía que la verdad fuera suplida por la irrelevancia, que llegara el día en que dispusiéramos de tanta información que quedáramos “enredados” en la pasividad y el egoísmo; en definitiva, que la cultura fuera algo trivial. Quizás Obama ya está aprovechándose de las ventajas de la técnica en un mundo que cada vez se asemeja más al expuesto por el visionario. Claro que mejor eso, supongo, que la temida falta de información que profetizaba Orwell en 1984. Que ya lo ha dijo uno de sus rivales, McCain, cuando pasó sus vacaciones pagadas junto a los vietcong, “lo peor que llevé fue la falta de información más que la falta de libertad”, pues eso que el ex marine ya conoce el camino y maldita la falta que nos hace a los demás que ponga en práctica lo aprendido por la experiencia.
Francisco Roldán Castro
Pte. de la Asociación Española de Consultores Políticos