The Brandery, el salón de las marcas que pretende llenar el enorme hueco dejado en la ciudad por el B&BB, ha conseguido en una más que tímida primera edición la atención del mismísimo President, quién jamás asistió a desfile alguno del finiquitado Gaudí, nunca ha presenciado las, tan admiradas por el Conseller Huguet, Pasarelas 080; y, por supuesto, en ningún caso se acercó ni por asomo a las extraordinarias, por fuera de lo normales, instalaciones del fugado Bread and Butter.
Allí, en The Brandery, se ha reunido con los de casa. Johan Cruyff -quién representaba a su propia marca de calzado deportivo; Nuria Basi, de la firma Armand Basi; David Dalmau, de Custo Barcelona y… para de contar.
En definitiva, la primera conclusión es que la feria parece que será más de lo mismo; entendiendo este “más de lo mismo” como la errónea gestión enquistada e interesada de la moda que aquí se lleva desde hace décadas, salvando la época en la que ha reinado el BBB.
El concepto The Brandery va camino de perpetuarse, en el caso de perdurar, como un acontecimiento local si nadie lo remedia; un concepto este, “local”, en la mente de todos los expositores a los que hemos preguntado. Y no es que esté mal eso de hacer patria e invertir en prioridades para los de aquí, pero debemos recordar que esta feria ha nacido con vocación de internacionalización y que la mayoría de las marcas de prestigio consolidado requeridas por los compradores, no son de aquí. Por cierto, muchas de ellas, de las que no son de aquí, ni siquiera se han enterado de que el President de la Generalitat ha visitado el recinto.
Lo cierto es que cada uno contaba la feria según le ha ido, como cabía esperar. Mientras las grandes “locales” con enormes espacios se pavoneaban cual líderes de un recién nacido movimiento, las pequeñas, nacionales y extranjeras emergentes cien por cien, se acurrucaban en sus dos metros cuadrados por unos 2.000 euros esperando que llegaran los compradores, porque según nos han asegurado, la mayoría de los visitantes son estudiantes de diseño. ¿Estaremos gestando otro proyecto emergente?.
En cualquier caso, la ilusión de que esta feria funcione por parte de todos es mucha y no convendría decepcionar cometiendo los mismos errores que en un pasado nos llevaron a un vacío de contenido y forma imperdonable en el sector de la moda en Barcelona.
Otros, como Vernon Etridge, director de compras internacional de Yumi, recién llegado del Bread and Butter en Berlín, nos ha confesado tener "el corazón partío”. Está convencido de que una vez metabolizada la tremenda soberbia germánica el B&B volverá a la Ciudad Condal, porque, insiste, Barcelona y el Bread and Butter eran el equipo perfecto. Mientras tanto, le preocupa la emergencia de The Brandery pero tampoco le gusta el nuevo enclave del BB. Por ahora es inevitable dejar de comparar las dos opciones aunque no tengan nada que ver.
Mientras Etridge, como otros que opinan que es el modelo de feria perfecto basado en una estrategia privada dotada de una infraestructura descomunal y un sistema de gestión e internacionalización inteligentes y eficaces, mantiene la esperanza de la vuelta del BBB, Karl-Heinz Müller, Director gerente del Bread and Butter, asegura que “el regreso a Berlín fue la decisión correcta en el momento adecuado”. El antiguo aeropuerto de Berlín-Tempelhof es, insiste, el marco perfecto para una nueva era BBBerlín que ha tenido un 5,5% de visitantes procedentes de España y Portugal. Una cifra nada despreciable en plena época de crisis económica y cierre de negocios relacionados con la moda.
El ‘quid’ de la cuestión está en cómo se gestionará The Brandery en las próximas ediciones, porque es a toda luces inviable mantener un proyecto que se tiene que alimentar, sí o sí, con dinero público. Nadie -ni el alcalde Hereu, ni el director de expansión de Fira y The Brandery, Pere Camprubí– fue capaz de contestar en la rueda de prensa, durante la cual se presentó el proyecto, a la cuestión propuesta por Informativos.Net sobre cuales son los objetivos marcados por esta primera edición que definirán si The Brandery debe seguir o no. Así que no tenemos más parámetros para juzgar que lo que hemos visto, lo que nos han contado los participantes y la ilusión de los creadores, sobretodo de Hereu, quién se apoyó en el buen tiempo como elemento competitivo. Cierto que es un punto muy a su favor, pero, curiosamente, esta vez ha llovido. Esperemos que en la edición de invierno no llueva sobre mojado.
Esta vez no podemos hablar de cosmopolitismo, ni de ‘supertrendy’, ni de la ciudad de lo ‘fashion’, ni de gente guapa y ‘supercool’ o de ‘hipertendencia’. The Brandery parece no haber calado en todos esos seguidores del movimiento Bread and Butter y de las marcas fetiche que se desplazaban a Barcelona por ocio y negocio, y eso es un enorme ‘handicap’. Esfuerzos considerables habrán de hacerse para convertirse en, al menos, una alternativa rentable en el sur de Europa; y esperamos que se hagan porque necesitamos esa opcción que nos reposicione. Porque al fin y al cabo, ni contigo ni sin tí…
Gema Castellano
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