El creador de “los Manolos” no ha escatimado ni en color ni en formas para una línea invernal caracterizada por el “pie nude” que, sin embargo, nos desvela la osadía del creador en los botines “forrure”; donde aúna el carácter rústico del “borreguillo” con la más exquisita horma. La combinación un tanto extravagante de elementos es la norma. Estructura de “sandalia romana” para salones, bicolores imposibles y un “touch” que acelera el corazón: el tacón de aguja curvado.
Encabezada por el zapato presentado hace unos días en honor a la ciudad de Madrid -adornado con Madroños oro y grana- esta colección marca las directrices del buen gusto y la elegancia dejando a parte la tendencia más radical para dar paso a la armonía de las formas y la belleza más exquisita. Transgresoras, exclusivas, excepcionales y favorecedoras, estas piezas son para siempre y están especialmente indicadas para que las mujeres se sientan como las más bellas del baile.
Gema Castellano