De hecho, como afirmó el Dr. Guarner en su conferencia “Probióticos: valoración científica, impacto en la práctica clínica y en el intestino”, no conseguiríamos sobrevivir sin la flora intestinal, compuesta por bacterias con funciones protectoras, metabólicas e inmunes, y de las que hospedamos un número mayor a 10 veces el número de células de nuestro cuerpo. Esto supone entre 1,5 y 2 Kg. de nuestro peso total.
Los probióticos son conocidos desde que el Premio Nobel de medicina de 1908, Elías Metchnikoff, demostró que el consumo regular de leche fermentada retrasaba el envejecimiento humano. Desde 2001, la OMS y la FAO defienden sus beneficios y los definen como aquellos alimentos que contienen bacterias con beneficios apreciables para la salud humana. En concreto señala las bifidobacterias. (OMS, 2001). En nuestros días constituyen un enorme campo de investigación médica en pleno crecimiento que empieza a aportar importantes beneficios para la ciencia, con la gran ventaja de que estas bacterias se encuentran en productos alimenticios, que son seguros para la población general y consiguen evitar los inconvenientes de los medicamentos.
Para que un microorganismo sea considerado probiótico, es necesario que se demuestren científicamente sus beneficios para la salud. Además los efectos demostrables para una cepa (familia) de bacterias, no pueden extrapolarse a otras cepas de la misma especie.
Según el Dr. Guarner, en el momento actual de investigación se conocen bien los efectos de los probióticos en la prevención de la diarrea causada por antibióticos, en la reducción del riesgo de infección por Clostridium Difficile (muy frecuente en los hospitales), en el tratamiento de diarreas infecciosas en niños, en la regulación del sistema inmunitario intestinal, o en la mejora de los síntomas de los trastornos gastrointestinales funcionales (p. ej. hinchazón, dolor abdominal) aliviando de este modo las molestias digestivas, o en la reducción de la incidencia de enterocolitis necrotizante en niños prematuros, aplicaciones que por sí solas animan a continuar investigando en este campo .
Otras aplicaciones están en fase de obtener el consenso de los resultados de los estudios clínicos efectuados, entre las que se cuentan sus efectos en la reducción de las infecciones de las vías respiratorias, en la regulación del sistema inmunitario, en la prevención de las infecciones vaginales, de la dermatitis atópica en bebés y niños, en el tratamiento de diarreas infecciosas en adultos o como adyuvantes en tratamientos contra las infecciones por H. Pylori.
En un futuro próximo podríamos tener además resultados en enfermedades tan extendidas como la obesidad y la diabetes, el HIV o las infecciones de las vías urinarias.
Las aplicaciones y la evidencia científica de los probióticos fue discutida y aprobada en un ‘workshop’ celebrado en el CSIC en Madrid a finales de 2009 que ratificaron 56 médicos e investigadores, enre los que se encuentra el propio Dr. Guarner.
Los probióticos actúan en el organismo en 3 niveles de acción a nivel de las defensas del organismo:
• En la 1ª línea de defensa (microflora intestinal): favorecen la colonización de bacterias beneficiosas y evitan la de patógenas
• En la 2ª línea de defensa (epitelio intestinal), nutren el epitelio intestinal, incrementan la secreción mucosa, influyen en la permeabilidad del epitelio.
• En la 3ª línea de defensa (sistema inmunitario asociado al tracto gastrointestinal)
El Dr. Francisco Guarner Aguilar desarrolla su actividad en la Unidad de Investigación del Aparato Digestivo Hospital Universitario Vall d’Hebrón, Barcelona y es miembro del Consejo Científico del Instituto Danone.