Y es que no podía ser de otra manera. Desde que el hombre tomó la decisión de “sacrificarse” en pro de su imagen al igual que llevaban siglos haciendo las mujeres, su faceta reivindicativa sobre la seducción y los signos externos del éxito y el poder se ha incrementado. Tanto, que ha decidido suprimir de un plumazo el monopolio femenino en todo lo que respecta a los “iconos” más emblemáticos de la auténtica lujuria.
Llevar un Birkin colgado del antebrazo es “lo más” entre la fauna masculina que ha superado su pudor a la hora de codiciar esos oscuros objetos del deseo tradicionalmente femeninos; y así lo han demostrado creadores de tendencias como Marc Jacobs -fotografiado mientras arrastraba su Birkin color tierra por las selectivas arenas de las playas de la Isla de Saint Barth- o los privilegiados nuevos consumidores compulsivos del lujo -los potentados rusos- verdaderos precursores del fenómeno y responsables de que Hermès haya aumentado sus ventas en plena época de crisis financiera.
La naturalidad es una de las consignas a la hora de lucir un Birkin con elegancia aunque requiera cierto entrenamiento en autocontrol del sufrimiento -como no dando importancia a que una pieza cuesta más que un automóvil de gama alta sin extras- pero hay otras normas de uso a seguir para no incurrir en la chabacanería o la imagen inarmónica.
Es recomendable -para uso exclusivo masculino- elegir el Birkin de mayor tamaño, 40 cm, en todas las ocasiones; y fabricado en materiales que no sean Cocodrilo o serpiente, sobretodo brillante, para momentos cotidianos como ir a la playa, de compras, al gimnasio o incluso “après ski”. El color dependerá del “look” en cada momento y la combinación con marcas de tendencia “urbanware” y de complementos como Oliver Peoples o Dr Martens es explosiva, democrática y tremendamente atractiva. La forma de llevar el Birkin es absolutamente desenfadada. Debe estar siempre abierto de par en par y no pasar de ser ese toque de estilo que te hace indiscutiblemente diferente.
En momentos “Wall Street” el uso masculino del Birkin se sofistica al máximo. Para estas ocasiones de comidas o viajes de negocios y reuniones se impone el Birkin, 40 cm por supuesto, black crocodrile Porosus matte o shiny e incluso el “Himalayan” de encargo exclusivo con alguna incrustación de diamantes.
La forma de llevarlo, a pesar de que su precio puede alcanzar los 100.000 euros, es la misma; abierto, como no dándole importancia al exclusivísimo detalle de estilo que acompaña el “look” de tan sofisticado gentleman.
Definitivamente, en una época de reconversión en la que el lujo vuelve a ser la moneda de cambio exclusiva de los más privilegiados, lucir un bolso Birkin de Hermès es, más que nunca, símbolo de estatus y poder económico.
El hombre se ha unido a esta forma tan femenina de demostrar el estanding, aunque la menor experiencia le plantee dudas sobre las características que ha de tener la pieza de su elección. La mejor opción es no arriesgar. Y para eso, con el objetivo de no errar en tan importante decisión, es aconsejable recurrir a un “personal shopper” consolidado y de prestigio, que no solo puede ayudar a elegir la pieza sino también a conseguirla. En este sentido nuestro “must” es el estilista Victor Blanco (www.victorblanco.es), un auténtico experto no sólo en el Birkin de Hermès sino también en conseguir que sus clientes triunfen por su imagen y sus maneras en cualquier ocasión.
Gema Castellano