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De este modo, ella le ofrece vivir toda una vida en tan sólo unos pocos días. Además, para tratar de conseguir que Oscar se abra y hable con mayor facilidad, Rosa le propone que se lo cuente por escrito a Dios. En sus cartas, Oscar confiesa su dolor y sus preocupaciones pero también le cuenta a Dios sus alegrías, su primer amor y le describe la velocidad a la que pasa el tiempo… ¡Nada menos que una década al día!
Una amistad única va creciendo entre Oscar y Rosa. Ninguno de los dos se da cuenta de lo mucho que esta complicidad va a cambiar su destino.
Una película entrañable de superación y crecimiento personal.