Doce años después consigue cultivarla en su propio laboratorio, una piel sensible a las caricias, pero una auténtica coraza contra todas las agresiones, tanto externas como internas, de las que es víctima nuestro mayor órgano. Para lograrlo ha utilizado las posibilidades que proporciona la terapia celular. Además de años de estudio y experimentación, Robert necesitaba una cobaya humana, un cómplice y ningún escrúpulo.
Los escrúpulos nunca fueron un problema, no formaban parte de su carácter. Marilia, la mujer que se ocupó de él desde el día que nació, es su cómplice más fiel, nunca le fallará. Y respecto a la cobaya humana…
Al cabo del año desaparecen de sus casas decenas de jóvenes de ambos sexos, en muchos casos por voluntad propia. Uno de estos jóvenes acaba compartiendo con Robert y Marilia la espléndida mansión, El Cigarral. Y lo hace contra su voluntad… Las primeras imágenes de la película muestran la mansión rodeada de árboles, un lugar idílico protegido por una muralla y una alta puerta con rejas.
A través de una de las ventanas de la mansión, también enrejada, vislumbramos una figura femenina en movimiento. Una vez dentro de la habitación, la mujer parece estar desnuda mientras lleva a cabo unas complicadas posturas de yoga; en los planos cortos descubrimos que está totalmente cubierta por un body color carne, pegado al cuerpo como una segunda piel. En la cocina, Marilia, el ama de llaves, le prepara el desayuno que después le envía en un torno que se abre directamente en el interior de la habitación.
Desde el principio El Cigarral se muestra como una cárcel en medio de la naturaleza. Un lugar aislado e inaccesible a la mirada exterior. Las primeras acciones que nos muestran a Vera, la mujer cautiva concentrada en sus posturas de yoga, y a Marilia, su carcelera, resultan extrañamente cotidianas, exentas de tensión. Pero no siempre la vida en El Cigarral fue tan apacible.
En los seis años de reclusión obligada, Vera ha perdido, entre otros, el miembro más extenso del cuerpo humano, la propia piel. Literalmente se ha dejado la piel en el camino.
La piel es la frontera que nos separa de los demás, determina la raza a la que pertenecemos, refleja nuestras raíces, ya sean biológicas o geográficas. Muchas veces refleja los estados del alma, pero la piel no es el alma. Aunque Vera haya cambiado de piel, no ha perdido con ella su identidad. (La identidad y su invulnerabilidad es otro de los temas de la película).
De todos modos, es una pérdida terrible, algo atroz. ésta es sólo una de tantas pérdidas que sitúan a Vera al borde de la muerte, por voluntad propia o en el quirófano, a manos del Dr. Robert. Pero ella es una superviviente nata y, después de muchas vicisitudes, decide que “debe aprender a vivir dentro de la piel que habita”, aunque sea una piel impuesta por el Dr. Robert.
Una vez aceptada su segunda piel, Vera toma la segunda decisión más importante para sobrevivir: saber esperar.
Un día de carnaval, un hombre disfrazado de tigre se las ingenia para llegar hasta la puerta cerrada de la habitación donde vive Vera cautiva. Este hecho rompe el impasse en el que viven los tres personajes que habitan en El Cigarral… y termina la espera.
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