Los diseñadores sevillanos han elaborado este vestido fieles a su filosofía: qué mejor envoltorio que el arte para abrazar a la silueta femenina. Y con el arte como eje, lo equiparan al proceso de vinificación: el arte de conseguir unos caldos capaces de transportarnos a momentos y lugares inolvidables.
Este femenino diseño está realizado en tul de seda con adornos en forma de rosa en el escote. Además, cuenta con una cinta de terciopelo que contrasta con el resto del vestido y se anuda a la cintura. Esta cinta da lugar a una serie de volantes que va creciendo a medida que cae el largo del vestido.
Además de este vestido, Vitorio y Lucchino diseñaron dos vestidos más, denominados también como variedades de uva, Parellada, Chardonnay. Todos ellos tenían un común denominador, estar inspirados en el mundo del cava y en la tradición de Codorníu. En todos ellos se percibe la fusión entre el estilo femenino y andaluz de los creadores y la tradición, sofisticación y el carácter mediterráneo del cava más emblemático de Codorníu.
Con esta iniciativa, se refuerzan los vínculos de la marca con el mundo de la moda que empezaron a forjarse el año pasado con Lorenzo Caprile. En aquella ocasión, Caprile diseñó un vestido inspirado en la tradición de la alta costura francesa realizado sobre gasa de seda natural con bordado del mítico Lesage y cristal de Swarosky. Este año, el inconfundible estilo de Victorio y Lucchino y el más puro sabor andaluz que marcan sus colecciones se fusionan con la feminidad, tradición, sofisticación y carácter mediterráneo de Anna de Codorníu, el cava más vendido en España.