Sí. Paco Flaqué fue el responsable directo de que Barcelona, además de ciudad del Modernismo y las Olimpiadas, se convirtiera en city europea del diseño; desde una plataforma público-privada sobre cuya cabeza planeaba la controversía edición tras edición. Porque en este sentido, Flaqué Internacional -empresa privada que organizaba un evento de retorno siempre discutible con fondos públicos- jamás se libró de las críticas. Desde 1995, La Pasarela Gaudí, posteriormente denominada Barcelona Fashion Week en un intento de introducirla “de facto” en el circuito de pasarelas internacional, se convirtió en el trampolín de firmas catalanas como TCN, Armand Basi o Lydia Delgado -entre otras- y también de modelos como Martina Klein. Pero Paco Flaqué sabía que sin internacionalización y venta no había negocio; y que la Pasarela, por sí misma, no sería capaz de consolidarse.
Los “salones” eran realmente su modelo de negocio, pero ignoro si -debido a una incapacidad de comunicación por su parte o porque el mundo de ‘lo fashion’, a veces demasiado frívolo, no supo o no quiso escuchar- Paco Flaqué jamás consiguió convertir el éxito de la Pasarela Gaudí, en desarrollo económico para el sector de la moda. Su monopolio sobre el proyecto le cargó una responsabilidad que, en realidad, pertenecía al propio sector; le endosó un objetivo que no pudo cumplir.
La llegada de la feria Bread and Butter a Barcelona -una idea alemana que sedujo por su creatividad- en plena expansión económica, acabó con el modelo de Paco Flaqué. Eran tiempos de revisión de todo lo anterior, de ideas innovadoras -no todas caracterizadas por su eficacia- y, por qué no decirlo, también de oportunismos de todo tipo. Digamos que el entorno no ayudó, pero la Pasarela Gaudí, el gran proyecto de Paco Flaqué, fue aniquilada por una decisión política, avalada por un informe económico y de optimización firmado por el equipo del profesor del IESE, José Luís Nueno, que el tiempo ha demostrado no tener sostenibilidad ninguna. Así eran los famosos y costosísimos “informes” de las escuelas de negocios, que se convirtieron, en las épocas de bonanza, en un auténtico negocio. Un tema, aparte, a analizar en profundidad.
Solo él, Paco Flaqué, sabe qué ocurrió para que una Pasarela digna y con muchas posibilidades, fuera desmantelada sin ser sustituída por otro proyecto de moda; y el secreto se lo ha llevado con él. El resultado fue el caos y las luchas intestinas por la gestión de los 7,2 millones de euros que la Administración destinaba a la financiación de la desaparecida Pasarela. Hablamos del año 2006 y, a día de hoy, el asunto todavía no se ha resuelto. Madrid ha ganado la batalla con una pasarela, Cibeles, también cuestionada en lo que a gestión y financiación se refiere; pero que da la cara, al fin y al cabo, de la moda española ante el mundo.
Siempre me he preguntado por qué Paco Flaqué no contó su versión de los hechos y luchó más -incluso mediáticamente- por ‘su Pasarela’. Y me lo he cuestionado porque sé de su carácter y de su absoluto convencimiento sobre la excelencia de su modelo de negocio y de gestión.
Lo cierto es que el Salón de los Anticuarios, gestionado por Flaqué Internacional, se ha convertido ya en un punto de encuentro de gran interés en el sector y la Pasarela Gaudí Novias es, sin duda, el escaparate nupcial más importante de Europa. El Salón de Novias tiene relevancia mundial y Paco Flaqué, estoy segura, ha fallecido esperando que la sociedad catalana, el sector de la moda y las instituciones, reconocieran que un día se equivocaron respecto a la Pasarela Gaudí.
Pero el mundo sigue girando y pocas veces se echa la vista atrás. Mucho menos cuando a nadie le interesa recordar decisiones del pasado. Paco Flaqué ha fallecido, pero nadie podrá negarle una mención cuando se hable del sector de la moda en Barcelona.
Su presencia se echará en falta, sin duda, en el “front row” de todos los desfiles y su muerte cierra una larga etapa que, aunque él ya no tenía mando en plaza, no es otra cosa que la estela desteñida de lo que un día fue el resplandor de la Pasarela Gaudí. Ojalá. Porque la moda se merece otra época de gloria, desde donde reconocer la labor de personalidades que lucharon por el sector. Hasta siempre, Sr. Flaqué. Desde aquí nuestro homenaje.
Gema Castellano
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