La pasada Nochebuena en España se registraron numerosos incendios en viviendas, destacando incidentes en localidades como El Prat de Llobregat, Orense, La Coruña, Cerceda y Huelva. Aunque los medios de comunicación han reflejado estos sucesos en clave anecdótica por producirse en una noche señalada para la reunión familiar, la frecuencia de este tipo de siniestros invita a reflexionar sobre la seguridad en los hogares.
Un problema cotidiano con cifras alarmantes
En España, según datos oficiales, se produjeron 18.512 incendios en viviendas durante el año pasado, lo que supone una media de 51 siniestros diarios. Esta cifra evidencia que la ocurrencia de incendios no es excepcional, sino parte de un patrón recurrente que afecta a hogares en todo el país.
Lo más probable es que en Nochebuena se produzcan más; se encienden chimeneas que llevan un año sin encenderse; se fríen cientos de miles de croquetas que se llevan apresuradas a la mesa -quedando la sartén olvidada en el fuego-; y si las familias se reúnen en una casa habrá otras, vacías, que arderán por problemas eléctricos, etc.
La celebración de fechas señaladas como la Nochebuena puede aumentar el riesgo debido a la utilización de chimeneas que llevan tiempo sin ser revisadas, el descuido en la cocina al preparar grandes cantidades de alimentos o problemas eléctricos en viviendas temporalmente desocupadas.
Consecuencias y lecciones tras los incendios recientes
Los incendios reportados durante la noche del 24 de diciembre dejaron una estela de daños materiales, evacuaciones y hospitalizaciones por inhalación de humo. En Orense, el balance fue especialmente trágico con el fallecimiento de una anciana y un miembro del Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) de Rivadavia que sufrió quemaduras en el cuello mientras combatía el fuego.
Estos incidentes reflejan, además, problemas en la respuesta inicial ante un incendio. En muchos casos, las escaleras llenas de humo obligaron a confinar a los vecinos en las plantas superiores, destacando la importancia de la formación en autoprotección y evacuación.
Protección más allá de los seguros
Si bien contar con un seguro adecuado puede mitigar parte de las pérdidas materiales, existen objetos y documentos que son irreemplazables. La pérdida de recuerdos, fotografías o documentos importantes puede suponer un golpe emocional difícil de superar.
Además, aunque las estadísticas indican que las víctimas mortales por incendios en viviendas en España rondan las 174 al año —lo que equivale a aproximadamente una muerte cada dos días—, cualquier fallecimiento o lesión grave pone de manifiesto la necesidad de mejorar la prevención y la preparación de la población.
La importancia de la formación en autoprotección
A pesar de la magnitud del problema, los incendios en viviendas no reciben la atención mediática que otras catástrofes más puntuales suelen acaparar. Una mayor visibilidad podría impulsar una cultura de prevención en los hogares, reduciendo el número de incidentes y mejorando las respuestas ante una emergencia.
Por este motivo, iniciativas como los programas de autoprotección para familias buscan capacitar a la población en medidas prácticas para proteger tanto a las personas como a sus bienes más valiosos. Estos programas incluyen recomendaciones sobre el uso de extintores, detectores de humo y planes de evacuación, así como estrategias para conservar documentos importantes en condiciones seguras.
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