En las últimas semanas, Madrid ha registrado tres incendios en vehículos eléctricos en aparcamientos públicos, el más reciente en la madrugada del 19 de febrero en la plaza de San Cayetano. Estos incidentes, cada vez más frecuentes y agresivos, evidencian la necesidad urgente de reforzar la seguridad en la carga y almacenamiento de baterías de litio, presentes no solo en coches eléctricos, sino también en patinetes, bicicletas y otros dispositivos electrónicos.
Los incendios en baterías de litio han aumentado notablemente en los últimos años. La Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios advierte que estos siniestros son especialmente difíciles de extinguir, requieren una gran movilización de recursos y representan un desafío para los bomberos debido a su rápida propagación y las altas temperaturas que alcanzan.
Los expertos identifican diversas causas que pueden provocar el fallo de una batería de litio y su posterior incendio: daños físicos (aplastamiento, perforaciones o deformaciones), defectos de fabricación, estrés térmico por temperaturas extremas y sobrecarga o descarga excesiva, especialmente si hay fallos en el sistema de gestión de batería (Battery Management System o BMS).
El riesgo se incrementa en los vehículos de alquiler compartido, donde el uso intensivo y el constante cambio de usuarios aumentan la probabilidad de golpes y deterioro de la batería. Además, las cargas y descargas frecuentes pueden afectar su estabilidad con el tiempo.
¿Por qué pueden incendiarse las baterías de los coches eléctricos?
Las baterías de iones de litio almacenan grandes cantidades de energía y, bajo ciertas condiciones, pueden sufrir un embalamiento térmico: un aumento incontrolado de temperatura que libera gases inflamables y puede derivar en una combustión espontánea.
Cuando una batería de litio se incendia, las temperaturas pueden superar los 1.000 °C, emitiendo gases tóxicos, corrosivos e inflamables como hidrógeno, dióxido de carbono, ácido clorhídrico, monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno, sustancias que no se generan en los incendios de motores de combustión. Además, estos incendios pueden reactivarse incluso después de haber sido apagados, ya que el calor puede dañar celdas adyacentes, lo que los hace especialmente peligrosos en espacios cerrados como aparcamientos subterráneos.
Seguridad en aparcamientos y estaciones de carga: ¿cómo reducir el riesgo?
La carga es un momento crítico para los vehículos eléctricos, como demuestran los recientes incendios en Madrid, ocurridos mientras los coches estaban conectados a la red. Para controlar estos incidentes, es clave contener el fuego y evitar su propagación, reducir la temperatura y minimizar los humos tóxicos, facilitando la intervención segura de los bomberos.
La recomendación en este caso pasa por implementar medidas de seguridad específicas en parkings interiores y estaciones de carga:
- Sistemas de detección y alerta temprana: Monitorizan gases y temperaturas anómalas para detectar incendios en su fase inicial, activando alarmas y medidas preventivas antes de que el fuego se propague.
- Medios automáticos de extinción: Sistemas de rociadores automáticos y de agua nebulizada para sofocar el fuego antes de que se extienda.
- Medidas de protección pasiva: Sectorización de áreas, refuerzo estructural, ignifugación de materiales y sellado de huecos en bandejas de cableado para evitar los efectos de la radiación y la propagación del fuego.
- Ventilación eficiente: Una buena circulación de aire en espacios cerrados reduce la acumulación de humos y gases tóxicos, facilitando la evacuación y la intervención de los bomberos.
- Medidas arquitectónicas: Identificar las zonas más seguras para el aparcamiento o carga de estos vehículos, reforzar la estructura de los edificios, instalar barreras anticolisión y establecer protocolos para trasladar vehículos en caso de emergencia, facilitando su enfriamiento y evitando la propagación del fuego.
Cuando se disponga de personal formado y protocolos de seguridad adecuados, se recomienda el uso de mantas ignífugas para contener el fuego y reducir humos tóxicos, además de protocolos especializados para facilitar la intervención de bomberos. Asimismo, los expertos recomiendan que los puntos de carga de los vehículos eléctricos se ubiquen cerca de la entrada de los aparcamientos y nunca en niveles inferiores a la planta -1, para facilitar una evacuación rápida en caso de incendio.
Un reto para la seguridad urbana
A medida que la movilidad eléctrica sigue en expansión, es imprescindible que administraciones, gestores de aparcamientos y propietarios de edificios adopten medidas preventivas. La seguridad en torno a los vehículos eléctricos es una responsabilidad compartida que involucra a todos: fabricantes, empresas de movilidad, organismos públicos y usuarios.
Si no se toman medidas urgentes, los incendios de baterías de litio seguirán en aumento. Tecnifuego, en línea con su campaña Objetivo Víctimas Cero, insta a reforzar la normativa y mejorar los protocolos de prevención y extinción en garajes, estaciones de carga y espacios cerrados. Además, destaca la necesidad de que todos seamos conscientes de los riesgos y nos formemos en cómo prevenirlos, porque la seguridad en la movilidad eléctrica depende del compromiso de toda la sociedad.
Artículo redactado con asistencia de IA (Ref. APA: OpenAI. (2025). ChatGPT (versión 4). OpenAI).