Un informe reciente del Foro de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) revela que Europa desecha anualmente unas 1.000 toneladas de materiales críticos, muchos de ellos esenciales para la industria tecnológica y la transición energética. La mayor parte de estas pérdidas provienen del tratamiento inadecuado o inexistente de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), que contienen componentes como las tierras raras, fundamentales para la fabricación de baterías, paneles solares, turbinas eólicas o microchips.
Actualmente, en el continente se generan alrededor de 20 kilos de RAEE por persona cada año. Sin embargo, solo un 56 % de estos residuos se gestiona conforme a las directrices establecidas por la normativa europea. El resto —casi la mitad— termina fuera del circuito oficial de reciclaje, lo que implica no solo una pérdida económica significativa, sino también un grave perjuicio medioambiental.
Los aparatos electrónicos desechados en Europa (UE27, Reino Unido, Suiza, Islandia y Noruega) contienen anualmente cerca de un millón de toneladas de materias primas críticas.
Los materiales críticos, y en especial las tierras raras, son difíciles de obtener, con cadenas de suministro globales muy concentradas y vulnerables a tensiones geopolíticas. Su recuperación eficiente a través del reciclaje resulta clave para garantizar la autonomía estratégica de Europa, disminuir su dependencia de terceros países y avanzar hacia un modelo más sostenible y circular.
De los materiales valiosos recuperados mediante tratamiento conforme a la normativa en 2022 (unas 400.000 toneladas), se recuperaron:
- 162.000 toneladas de cobre.
- 207.000 toneladas de aluminio.
- 12.000 toneladas de silicio.
- 1.000 toneladas de tungsteno.
- 2 toneladas de paladio.
A pesar de los avances normativos, los datos del informe del Foro RAEE muestran que aún queda mucho por hacer en términos de concienciación ciudadana, recogida separada, trazabilidad de los residuos y capacidad industrial para la recuperación efectiva de materiales valiosos. De hecho, los aparatos electrónicos desechados —como móviles, ordenadores, electrodomésticos o herramientas eléctricas— contienen una amplia gama de metales estratégicos que, de no recuperarse adecuadamente, acaban convertidos en basura tecnológica. Según el informe se perdieron:
- 500.000 toneladas (aprox.) porque 5 millones de toneladas de RAEE nunca entraron en el sistema de reciclaje conforme.
- 100.000 toneladas adicionales por la ineficiencia del propio proceso de reciclaje.
Las causas de pérdida más frecuentes han sido la mezcla con chatarra, la eliminación en vertederos, porque se incineró, porque se exportó sin documentación o porque se procesó por vías informales.
La mejora en la gestión de estos residuos pasa por fortalecer la vigilancia del flujo de RAEE no documentado, incentivar el diseño de productos más fácilmente reciclables y aumentar la inversión en infraestructuras y tecnologías de reciclaje. Solo así podrá Europa transformar un problema creciente en una oportunidad para cerrar el ciclo de los recursos y reducir su huella ambiental.
Artículo redactado con asistencia de IA (Ref. APA: OpenAI. (2025). ChatGPT (versión GPT-4o, 16 octubre). OpenAI)
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