El proyecto de Hostel, dirigida por Eli Roth y con Grec Nicotero a cargo de los efectos especiales, comenzó hace tres años en Sitges y nació a raíz de un comentario entre Tarantino y Roth sobre la cosa más terrible que habían leído cada uno de ellos en Internet. Alguien les sugirió que visitaran una web tailandesa a través de la cual se podía planificar el asesinato de cualquiera que estuviera harto de vivir. La web era, según Tarantino, espeluznante. Hace un año, en casa de Quentin Tarantino, director y productor seguían madurando la idea basada en lo que habían visto, aunque decidieron introducir modificaciones importantes apoyándose en el comportamiento de los turistas americanos cuando vienen a Europa. Los protagonistas son un grupo de amigos mochileros que, tras una parada en Ámsterdam, deciden visitar la República Checa a la búsqueda de sexo fácil y diversión. Americanos convencidos de que pueden comprar todo con dinero y marcados por cierta prepotencia. El desenlace es fatal.
Rodada en Eslovaquia con unos costes muy bajos con el fin de invertir en unos excepcionales efectos especiales que convierten a la película en un ejemplo del Gore y con la colaboración estelar de la actriz checa Bárbara Nedeljakova, quien conseguirá a lo largo del film que los espectadores recapaciten dos veces a la hora de mascar un chicle, – no desvelaremos el por qué -, Hostel ha conseguido elevar el tema de la tortura a la enésima potencia de lo real. El objetivo era precisamente éste. Basar el horror del espectador en escenas que pudieran trasladarse a la vida real. Que la película se desmarcara de la ficción; y lo ha conseguido con creces.
Desde los protagonistas, típicos turistas norteamericanos que ignoran todo sobre el lugar que visitan pero que creen que pueden tener a todas las mujeres por el simple hecho de ser americanos y llevar dólares; hasta la tortura en sí, impartida por un cirujano frustrado, todo, unido a la situación que se plantea, podría dar lugar a la noticia principal de la página de sucesos de cualquier periódico. Absolutamente creíble. Según Eli Roth, “en este sentido se puso el guión bajo el microscopio”. Cualquier frase que no resultara creíble se suprimía.
Pese a la crudeza y el sentido realista de las escenas, Quentin Tarantino asegura que el film no ha tenido problemas con la censura en Estados Unidos. No obstante, se han omitido doce fotogramas con el fin de minimizar los riesgos a nivel legal. Tal y como manifiesta Tarantino, desde hace cinco años la censura estadounidense es mucho más permisiva en lo que respecta a los contenidos de las películas de terror, ya que ha entendido que el público cuando va al cine desea sentir precisamente eso. No ocurre lo mismo con el sexo, que sigue siendo un tema extremadamente tabú en Norteamérica. “La gente”, insiste el productor, “está harta de ver violencia en la guerra de Irak o en las mismas calles estadounidenses”.
Quentin Tarantino se encuentra ya inmerso en otro proyecto de cine de terror con Robert Rodríguez. El thriller tendrá todos los componentes del cine de este estilo de los años ´70 y supondrá el regreso a la colaboración del productor y el realizador, tal como sucedió en 1996 con la película “Abierto hasta el amanecer”. “Tarantino y Rodriguez han vuelto y lo han hecho espalda contra espalda”, decía el productor de Hostel. Cada uno de ellos dirigirá una parte de una sesión doble que se pronostica no apta para sensibles. El Festival Internacional de Cinema de Cataluña, este año dedicado a la película Tiburón, contará también con la presencia de relevantes figuras del cine internacional como David Cronenberg, Viggo Mortensen, Sally Poter o Chiaki Kuriyama, entre otros.
Gema Castellano
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