Esta tendencia de Fiona, unida a su evidente pérdida de memoria, producen unos momentos de tensión que ambos suelen romper con algún comentario desenfadado. Pero cuando estos fallos de memoria se vuelven más evidentes y dramáticos, ninguno de los dos puede seguir eludiendo la realidad: Fiona padece la enfermedad de Alzheimer. Finalmente, Fiona decide ingresar en Meadowlake, una residencia especializada en su enfermedad. Una de las normas más arcaicas de Meadowlake es la prohibición de que los pacientes reciban visitas durante el primer mes de estancia, para facilitar su «adaptación». Tras 30 angustiosos días de estar separado de su mujer, Grant vuelve a Meadowlake para descubrir que Fiona parece no acordarse de él y haber volcado todo su afecto en Aubrey (Michael Murphy), otro residente.
Grant, que no ve otra opción que aceptar que Fiona crea que es un atento conocido suyo, la visita a diario y se ve obligado a ser testigo del sólido vínculo que va creando entre ella y Aubrey. Con el tiempo, Grant se hace amigo de Kristy (Kristen Thomson), una noble enfermera que, conmovida por su fiel devoción hacia su esposa, empieza a interesarse por él. Pero a través de sus conversaciones, la imperfecta historia de Grant y la perversa justicia poética de la agonizante situación entre Fiona y Aubrey se vuelven evidentes.
Cuando la mujer de Aubrey, Marian (Olympia Dukakis), vuelve de sus vacaciones, decide sacarlo repentinamente de la residencia. Destrozada por la separación, Fiona se sume en una profunda depresión y sufre un rápido deterioro. Temiendo por su vida, Grant se embarca en el mayor acto de sacrificio que haya hecho para devolverle la felicidad a su mujer en sus últimos días.
LEJOS DE ELLA, una historia de amor sobre la lealtad, resulta una apuesta audaz no sólo por el hecho de que su directora tenga 27 años, sino también porque, a pesar de que estar viviendo los primeros años de su matrimonio, ha sabido entender a una pareja que lleva diez lustros casada. «Es una historia que te conmueve», explica Weiss. «La ves desde tu propia perspectiva y proyectas en ella tus propias experiencias. Es una confirmación de que la vida es cíclica, y de que todos nos enfrentamos a los mismos desafíos en el amor, el matrimonio y el compromiso.»
Los fallos de memoria de Fiona Andersson perturban la tranquilidad del matrimonio. A pesar de la necesidad de Grant de negarlo, Fiona está enferma. Aunque al principio apenas es perceptible, la enfermedad de Alzheimer va borrando, recuerdo a recuerdo, toda una vida. Lo que primero se olvida es el pasado más reciente, que en el caso de los Andersson es una época feliz. Pero sin la protección de su paz tácita, el pasado salta al primer plano y, con él, algunas emociones que ambos preferirían que siguieran enterradas.
«El papel del Alzheimer en la película es una metáfora de la importancia de la memoria en una relación duradera: lo que elegimos recordar, lo que elegimos olvidar. Revela la madurez de Sarah, ya que es un camino que aún no ha recorrido», comenta la productora Simone Urdl. Oscar Wilde escribió, en La importancia de llamarse Ernesto, que la memoria es un diario que todos llevamos con nosotros. A diferencia de un documental, el diario está personalizado por la alegría y el sufrimiento. La memoria es selectiva.
De hecho, Polley quería explorar cuánto tiempo puede sobrevivir un matrimonio, pero sin volver la vista a un pasado más romántico, una táctica en la que se basan muchas películas. Polley explica: «Las historias de amor sobre personas mayores tienden a ser demasiado sentimentales, o están justificadas por un millón de escenas retrospectivas de la juventud de los protagonistas, y eso me parece mucho menos interesante». El amor nuevo es un torrente químico de hormonas, embravecido por la fusión de dos vidas, pero en todos los casos los amantes llegan a los brazos del otro con una hoja en blanco.
De haber algún lastre, siempre es de una relación anterior. Pero el momento que interesa a Polley es cuando la joven pareja lleva medio siglo rindiéndose cuentas, porque entonces cada uno ya tiene sus propias cicatrices emocionales, que, al ser las más dolorosas, son las que se recuerdan durante más tiempo. Lo que Grant le hizo a Fiona pudo ser para él una locura de juventud, pero se equivocaba si pensaba que el tiempo la borraría. «Quería que ésta fuese una relación real, cuyos protagonistas hubieran pasado por cosas increíbles y hubieran salido a flote. Una relación llena de experiencia, emoción y trasgresión.»
El gran atractivo de LEJOS DE ELLA radica tanto en su argumento como en su reparto. La oscarizadas actrices Julie Christie y Olympia Dukakis trabajan junto a Gordon Pinsent y Michael Murphy, ambos actores de merecido reconomiento. «Contar con unos actores a los que todos conocemos ha sido crucial para la historia, porque el espectador tiene que sentir la conexión con ellos desde el principio», aclara Weiss.
La llegada a la madurez de estos hijos del baby boom ha reinterpretado el significado de cada década, y Christie, Pinsent, Dukakis y Murphy encarnan la nueva definición de persona mayor con cualidades como la vitalidad y el dinamismo. Murphy, actor veterano que ha protagonizado películas como Annie Hall, Manhattan, M.A.S.H. y Los vividores (McCabe and Mrs. Miller), recuerda: «Una vez le dije a Candice Bergen: cuando eras joven, entrabas en una habitación y la sexualidad flotaba en el aire. Ahora es como si alguien hubiera encendido la luz y de repente todos te miran como si fueras la tía de alguien. Cuando llegas a determinada edad, te crees que todo eso se ha acabado, y no es verdad. Yo no me siento diferente de cuando tenía 30 años. Hay una parte de nosotros a la que el tiempo no le afecta. Es cosa del espíritu».