LA DISEÑADORA ROSER MARCÉ Y EL PINTOR RAFAEL BARTOLOZZI SE EMBARCAN EN UNA EXPOSICIÓN ÚNICA

Porque El Borne se ha convertido en el barrio de moda para las marcas de diseño internacional más vanguardista atrayendo a un consumidor joven que alterna el ‘shopping’ con la música y las reuniones en bares con estilo propio, pero en este contexto hiperactivo de nuevas sensaciones, Roser Marcé no ha pedido su sitio.

Muy al contrario, la diseñadora reconoce encontrarse como pez en el agua oxigenándose con un ambiente que sin duda le influye positivamente. Sea como fuere, su atelier se convierte en un oasis placentero donde cada boceto se dibuja a fuego lento, las telas se eligen con calma y la confección lleva un tiempo que se convierte en un ritual, contrastando con un entorno de lo más intrépido.

El peculiar estilo de Roser Marcé a la hora de afrontar el Prêt-à-porter ha creado auténticos adictos a sus formas, pero en lo que realmente esta diseñadora es magistral es en fiesta y en novia, donde la alta costura respira por cada pespunte. De hecho es de los pocos creadores que siguen el método artesanal de “la toile”, prototipo de una prenda hecho generalmente en una tela de muselina que utilizan los modistos para ver el efecto de un modelo antes de su realización definitiva, lo que garantiza unos patrones perfectos y una pieza única e intransferible realizada con telas de ensueño y una sensibilidad y buen gusto fuera de lo común. El arte corre por sus neuronas y así lo ha visto Rafael Bartolozzi, quién no ha hecho otra cosa que abstraer el alma de su creatividad para proyectarla en unas obras de arte que evocan el positivismo y el espíritu de lo creativo. Una exposición única que merece la pena, porque en cada vestido y cada cuadro se plasma la pasión nacida de la admiración mutua.

Gema Castellano